USAID en Colombia: ¿Desarrollo Real o Agenda Neocolonial?

Por Última actualización: 24/05/2025

En Colombia durante el 2024, se invirtieron USD 1.074 millones en 550 iniciativas de cooperación internacional[1] ejecutadas a través de programas y proyectos por agencias gubernamentales colombianas y organizaciones multilaterales y no gubernamentales. Las áreas de énfasis de la inversión de los cooperantes son Desarrollo Social y Humano; Gobernabilidad, Paz y Fortalecimiento Institucional; Desarrollo Económico y Rural Sostenible; Medio Ambiente y Sostenibilidad. A pesar de que, el Estado colombiano ha alineado la cooperación con las prioridades nacionales, visibles en los planes y políticas de desarrollo. Nuestro país se encuentra frente a un enorme rezago en la solución de las problemáticas estructurales.

La cooperación internacional se erigió en el mundo como una estrategia asistencialista ofrecida a los países catalogados como “subdesarrollados”, por naciones que han jugado un rol protagónico en la consolidación sistemática de brechas de desigualdad desde tiempos coloniales. Tales como, Alemania, Reino Unido y Noruega.  Estas naciones europeas se apropiaron de las riquezas extraídas de las regiones colonizadas, esclavizando, asesinando y exterminando a las poblaciones nativas para usufructuar la riqueza de los territorios que estos pueblos poseían.  De modo que, la cooperación es el brazo extendido de la colonización para ejercer control sobre las democracias emancipadas del yugo opresor colonial. ¿Será por lo que no logramos generar solución a las problemáticas a través de los programas de inversión de los cooperantes?

Revisemos un ejemplo de Cooperación, La USAID. Esta es una organización estadounidense, y aunque este país fue colonia al igual que otros países en el continente americano. Ha ejercido control sobre territorios que están fuera de sus fronteras como Puerto Rico, Guam, Filipinas; además, ha ocupado países como cuba y otros latinoamericanos, su modelo no es un «colonialismo tradicional” al estilo de las potencias europeas, sino más bien un neocolonialismo económico, militar y político, el cual conocemos como imperialismo.  Por lo que, las inversiones realizadas por la USAID siempre estuvieron enmarcadas en una estrategia de dominio económico y político de los países en los que desarrollaba sus programas.

Para el caso colombiano, la USAID presente en el país desde antes de 1961, absorbió y coaptó liderazgos políticos y procesos organizativos que pretendían impulsar el socialismo, el comunismo y perspectivas alternativas políticas y económicas a la explotación capitalista. Así, organizaciones con un alto sentido social y con capacidad de movilización pasaron a convertirse en operadores de la entidad estadounidense, cambiando sus agendas políticas, proveyendo información de sus estructuras y cuadros políticos al cooperante de manera ingenua.

La USAID generó dependencia financiera a organizaciones sociales, las cuales con anterioridad recurrían a estrategias de recolección financieras propias para mantener su accionar; además, creo la “cultura del viatico y el refrigerio” creando una búsqueda de beneficio económico por la participación política y, finalmente, desarticulo procesos organizativos.

En este sentido, es precioso resaltar que, siempre hay una agenda oculta detrás de las inversiones de los cooperantes internacionales.  A pesar de las grandes inversiones realizadas en Colombia en los últimos años, los problemas estructurales prevalecen; dado a que, los programas ofrecidos no se dirigen a afectar las raíces históricas de la desigualdad, ni a superar los desafíos institucionales y de gestión que afectan al Estado Colombiano como la débil presencia del Estado en zonas rurales, la corrupción y la sostenibilidad de los proyectos.

Por ello, es vital resaltar que, los países que aceptan a entidades de cooperación deben poner sobre la mesa la prioridad de sus necesidades, definir la agenda y el tipo de inversión para que se transformen los problemas estructurales, evitando crear una cultura de dependencia financiera y fraccionamiento de las organizaciones no gubernamentales del país.

Recordemos, somos un país libre y soberano, podemos aliarnos estratégicamente para acabar con las brechas de desigualdad existentes sin perder,  con ello, la autonomía sobre el horizonte político y económico de nuestro territorio.

[1] Según la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia (APC Colombia)