Entre perros y gatos
“Hasta que no hayas amado a un animal,
una parte de ti permanecerá dormida”
Anatole France
La natalidad humana en Colombia viene en un constante descenso año tras año. El 2024 con 445.011 bebes marcó un declive de casi el 14% en el índice total de nacimientos, y en lo que va corrido de 2025, la cifra va a baja. Lo que indica el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) es que cada vez los jóvenes prefieren abstenerse de procrear por diversas razones asociadas; entre otras, a la incertidumbre económica, los cambios en el rol de la mujer y las complejidades de la crianza en la sociedad actual.
Actualmente, la tasa de fecundidad en nuestro país, que mide el número de nacimientos por cada 1.000 mujeres está en su nivel histórico más bajo. La preocupación creciente entre los analistas demográficos son las problemáticas futuras relacionadas con el desequilibrio macroeconómico, el necesario relevo generacional y el aceleramiento del envejecimiento poblacional.
Una consecuencia de este contexto es la variación estructural en la constitución de familias en Colombia. El DANE en su Encuesta Nacional de Calidad de Vida del año pasado registró 8.5 millones de hogares, de los que 3,7 millones son unipersonales. Buena parte de ese universo son hogares sin hijos; en los que se encuentra una coincidencia creciente: el aumento en la tenencia de mascotas.
El 67% de los hogares colombianos tienen una mascota. Los perros y los gatos son los predilectos. Los llamados millenials han aumentado esta estadística; entre ellos se ha disparado exponencialmente la tendencia a no tener descendencia, pero si, a tener mascotas. Este hecho soportado por un estudio de la consultora bogotana Provokers, que estableció que más del 90% de los tenedores de mascotas las consideran miembros integrales de sus hogares, necesariamente ha resignificado el concepto de familia. Lo que ya ameritaría una modificación del articulo 42 constitucional.
Por otro lado, los hogares colombianos invierten más de 6 billones de pesos en sus mascotas. Alimentación, guardería, cuidadores y servicios médicos veterinarios ya hacen parte de la canasta familiar. En Colombia hay varias leyes que reconocen a los animales como seres sintientes y establecen derechos para ellos y obligaciones para sus tenedores.
Aunque hay ámbitos en que se requiere reglamentación como en el laboral, es importante resaltar que ya hay algunas entidades que como el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal de Bogotá mediante resolución (825 de 2023) permite el registro de sus mascotas para que el empleador pueda reconocerlos como parte de la familia.
Sin embargo, hay en Colombia alrededor de 3 millones de perros callejeros o en situación de abandono que, en buena medida, pero insuficientemente son atendidos sanitaria y alimentariamente por el creciente número de ciudadanos y todo tipo de organizaciones ocupados de esta problemática. Y un asunto que no es menor, es que hacen falta regulaciones cada vez más estrictas sobre la tenencia de mascotas en propiedades horizontales, las medidas de control, el ruido excesivo y la falta de higiene relacionadas con la disposición de sus excrementos.
La institucionalidad debe disponer de medidas normativas y de cultura ciudadana destinadas a un fenómeno que ya es parte de la cotidianidad de todos.
