Cementerio de elefantes

2 de septiembre de 2024

Por: John Jairo Blandón Mena

En los últimos años algunos clubes de la liga profesional de futbol en Colombia han invertido ingentes recursos económicos para repatriar jugadores que otrora fueron grandes en talento y calidad, pero que en la actualidad se encuentran en su ocaso futbolístico. Los clubes mas poderosos del país han optado por fichar desde el exterior a sus ídolos, movidos más por la imagen de su pasado reciente, que por las ejecutorias deportivas de hoy.

Parece que los directivos del futbol y buena parte de las hinchadas no entienden que el hecho real que subyace a la decisión de un futbolista nacional de regresar al país después de pasar lustros en Europa o en alguna liga top del mundo es la falta de mercado. Esto es, la ausencia de ofertas en las ligas donde han militado por años genera que los futbolistas contrario a sus propias pretensiones lleguen a la liga colombiana a cerrar sus carreras.

Muchos de esos futbolistas que llegan desde afuera como refuerzos para mejorar el juego, los resultados, y, por ende, para obtener títulos; terminan siendo decepción. Lo que esperan los hinchas que es una producción similar a la de años atrás cuando eran ídolos, dista radicalmente de lo que perciben en el campo de juego. En la mayoría de los casos, la precaria realidad futbolística opaca la imagen de estrellas construidas por años.

Y esas contrataciones que podrían intentar explicarse como negocios rentables, en realidad no lo son. El Deportivo Cali que tiene deudas que ascienden a 114 mil millones de pesos, que lo tienen al borde la quiebra y del descenso a la categoría B, aumentó notablemente sus pasivos con fichajes de algunos grandes futbolistas en el pasado, que fracasaron en los años recientes.

En el caso del Millonarios, Junior y Nacional, los fichajes de varios de sus reputados ídolos no solo les ha generado elevados desequilibrios salariales en sus nominas que han propiciado roces y dificultades relacionales; sino que ha impedido el ascenso de nuevos talentos jóvenes formados en las canteras de esas instituciones. Desde luego, los jugadores experimentados son necesarios para construir un equipo con experiencia y capacidad de ganar títulos; sin embargo, constituye una injusticia deportiva pagar onerosos salarios a jugadores repatriados que pueden ser 50 o 100 veces el de un jugador joven que cuando pisa el campo tiene mejores desempeños y aportaciones al equipo.

El Atlético Nacional de hoy es un claro ejemplo de lo que planteo en esta columna. No han producido sus ídolos Ospina, Campuzano y Cardona; y cuando el exentrenador Pablo Repetto alineó a jugadores jóvenes por encima de esos encopetados; al parecer lo egos de estos reaccionaron propiciando un ambiente adverso para el estratega uruguayo. En Millonarios, Radamel Falcao García lleva 5 partidos en los que solo ha anotado un gol, con cero registros en asistencias y precaria expresión futbolística. Y su presencia en ese club y pobre aporte futbolístico ha sido edulcorada por noticias insulsas sobre la adaptación de su familia a la capital. En el Deportivo Independiente Medellín, el exjugador e ídolo de esa hinchada Yairo Moreno fue traído con uno de los salarios más altos del club, y finalmente salió por diferencias con el entrenador y por su poco aporte futbolístico.

Bien valdría, que los jugadores sepan retirarse a tiempo, y que pusieran sus experiencias y aprendizajes en otras áreas del futbol. La clave es entender la máxima que alguna vez pronunció el exfutbolista argentino Juan Sebastián Verón “Hay una diferencia grande entre dejar el fútbol y que el fútbol te deje, y eso duele». Entretanto; el futbol colombiano seguirá siendo el cementerio donde yacen los que alguna vez fueron grandes: “Cementerio de Elefantes”