la lid eleccionaria para un segundo periodo presidencial

Por Última actualización: 16/10/2025

Las izquierdas, progresismos y movimientos alternativos están ante la posibilidad histórica de ganar de manera continua en la lid eleccionaria para un segundo periodo presidencial. La expectativa, sin embargo, podría verse frustrada ante el marcado personalismo, denunciado en su reciente columna por John Jairo Blandón.

El panorama completo de la banalidad con la que se ha emprendido la tarea de visualizar a la próxima o próximo mandatario colombiano refleja un escenario escandaloso: más de 100 personas han manifestado intenciones y precandidatura, desde todas las vertientes políticas, movimientos, partidos, coaliciones y microempresas electoreras existentes en Colombia.

Si bien todavía no estamos en tiempo de decantación de candidaturas, cuando el cálculo y el dimensionamiento de los altísimos costos que implica una campaña nacional, a siete meses de la primera vuelta, el próximo 31 de mayo de 2026, no sólo resulta escandalosa sino patética una cifra que no sólo resulta inusual, sino que evidencia el intenso faccionalismo que caracteriza el actual momento de la expresión política en el país.

En el contexto que mencionamos, la movilización de votantes que las fuerzas aliadas y cercanas al actual gobierno podrían capturar asciende a 41.135.609 colombianos habilitados para votar en los comicios de 2026; correspondiente al total del censo electoral colombiano. Sin embargo, considerando la necesaria depuración del mismo, la fragmentación de las tendencias en contienda, los altos niveles de abstención, las afectaciones violentas y las particularidades locales que concretan la posibilidad real de acudir a las urnas; el esfuerzo sufragista se concentra en alcanzar la arrolladora cifra de 20 millones de votos que aseguren el control mayoritario del congreso y la victoria progresista en primera vuelta.

En aras del realismo, las elecciones de 2022 permiten suponer que la abstención estribará entre el 40 y 47%, pues en esa ocasión votaron 21.442.300 colombianos y colombianas para primera vuelta, otorgando la victoria a la Formula Gustavo Petro – Francia Márquez en una segunda vuelta en la que se manifestaron 22.687.910 electores; registrando la histórica cifra de 11.291.987 votos válidos en las urnas.

Las oportunidades para que se repita y continúe en 2026 un gobierno que ahonde el cambio emprendido, se reducen a una decidida victoria en primera vuelta. Tal como quedó anunciado en la contienda precedente, una modesta cifra de 687.649 sufragios pudo haber tironeado la presidencia hacia la veleidosa aspiración del cuestionado, condenado y fallecido Rodolfo Hernández.

Aunque la posibilidad de victoria está ahí y resulta cada vez más disputable, como bien argumenta el columnista Blandón, atenta contra ella el mesianismo “de individuos sin representación colectiva, que sustentan la legitimidad de sus candidaturas en el hecho de haber ostentado un cargo estatal”, con propuestas aupadas por “colectividades amorfas carentes de posturas ideológicas y políticas coherentes de cara a la historia y realidad del país”, incapaces de entender que “donde no hay proyecto colectivo, no hay votos [y] donde impera el personalismo, lo masivo se extingue”.

Esta es una clara advertencia para la izquierda que pretende gobernar: no basta declararse petrista o impulsarse en haber tenido un cargo en el gobierno del cambio para conquistar a un electorado que, en circunstancias muy diferentes a las de la agitación social tras movilizaciones, paros y estallidos ocurridos entre 2019 y 2021, podría resultar afectada por la desilusión y el desencanto, desestimulando su masiva participación electoral.

De ahí que cobre importancia el que, avizorando el partidor electoral, la izquierda que quiere seguir gobernando sume fuerzas en lugar de fragmentarlas. El espectáculo autopostulatorio escenificado entre julio y septiembre, en el que se escucharon expresiones altisonantes, acusaciones deslegitimadoras y manifestaciones desacomedidas entre precandidaturas que finalmente depusieron su intención, pone en peligro la coherencia organizativa en torno a un proyecto común que logre convocar de manera multitudinaria a quienes consideran que el actual gobierno va cumpliendo sus promesas.

De hecho, la potencialidad de victoria acaba de recibir un respaldo significativo en los datos de una reciente encuesta de CELAG DATA, la cual no sólo evidencia el incremento en la popularidad y liderazgo del actual mandatario colombiano con un 44,3 de imagen positiva, sino que registra que una abrumadora cifra del 92% de quienes le acompañaron en las urnas considera cumplidas algunas o la mayoría de sus propuestas.

Esta circunstancia pone de presente que el proyecto encarnado por Petro y Márquez alcanzará una altísima sensibilidad en la tensión electoral venidera, abriendo la puerta para que sean los acumulados en la implementación del Plan Nacional de Desarrollo “Colombia Potencia Mundial de la Vida” los que den la bienvenida a un segundo mandato. Sin embargo, la mesa no está servida y, muy seguramente, veremos una fuerte disputa por el reparto de favores gubernamentales, una vez se decante la lista final de postulantes al congreso.

Las populosas manifestaciones de apoyo que recibe el presidente en todos los escenarios y espacios del país anuncian una mayor favorabilidad hacia la apuesta política de izquierda. Debe advertirse, sin embargo, que ninguno de quienes buscan tomar la posta por la continuidad del proyecto es Petro.

Por ello, este es un momento clave para que sean las bases las que impongan un llamado al orden a quienes esperan interpretar las nuevas y necesarias variantes del cambio prometido. Si el afán de ganar mayoritariamente en el congreso, asegurando de paso la victoria presidencial en primera vuelta resulta posible, debe advertirse que no será con personalismos, ni con fraccionamientos, ni con tiraderas, ni con deudas internas por cuotas y ajustes de cuentas locales, como podrá conquistarse al electorado.

Ojalá que impere la sensatez.

Sobre el Autor: Arleison Arcos Rivas

Arleison Arcos Rivas