Islamofobia

Por Última actualización: 20/11/2024

18 de octubre de 2023

Por: John Jairo Blandón Mena

Ni la yihadista Hamás son los palestinos, ni la institucionalidad de Israel representa el sentir de toda la nación israelí. Las naciones no pueden equipararse a las personas o instituciones que las gobiernan. Aunque lo cierto, es que el único responsable del surgimiento y del accionar de Hamás y de otras células de resistencia armada, nacionalistas e islamistas con presencia en el Medio Oriente, es el terrorismo que ejerce el Estado judío contra el pueblo palestino.

De ese sistemático genocidio son también responsables los organismos multilaterales, que como la ONU fueron creados para el mantenimiento de la paz, pero que en este caso han actuado en favor claramente de Israel, desde que aprobaron en 1947 unas fronteras que dividieron el territorio entre árabes y judíos, cercenando de manera violenta la integridad territorial Palestina y dando origen a una guerra civil, que fue el preludio de los sucesivos y permanentes ataques etnocidas en contra de ese pueblo principalmente en Cisjordania y la Franja de Gaza.

Hace décadas la humanidad asiste con silencio cómplice a una limpieza étnica en contra de una nación histórica, que hoy pervive bajo el sometimiento de uno de los estados con el ejército más poderoso del mundo. La fuerza armada oficial palestina representada en sus 4.500 combatientes, no puede siquiera contrarrestar el accionar bélico de 173.000 militares activos, 465.000 de reserva, la potente flota aérea, fluvial, de infantería; y la agencia de Inteligencia Mosad con que cuenta Israel.  

Así las cosas, las expresiones armadas irregulares pro Palestinas son entera responsabilidad de Israel. Las condiciones de confinamiento en que mantiene a los más de dos millones de habitantes de la pequeña Franja de Gaza, sin energía eléctrica ni agua potable, y con la asidua caída de bombas en su territorio, es el escenario propicio para que el germen de antisemitismo crezca y se desarrolle a través de la más extrema violencia.  

No cuestiono que puedan denominarse como terroristas las acciones de esos grupos irregulares. Pero, esa calificación merecería asignarse bajo ese mismo contexto y con mayor vehemencia a las acciones antecedentes y concomitantes del Estado de Israel. Hoy, un bombardeo israelí sobre el hospital Al-Ahli de Gaza dejó a varios centenares de muertos. Sin duda, ese es un acto, como el conjunto que componen la arremetida contra Palestina, que vulneran toda la legislación internacional sobre la guerra y que es terrorista ¿por qué no causan el rechazo de la comunidad internacional?

Para no recibir violencia, es preciso no generarla. No es posible que el ataque israelí logre el cometido que su desprestigiado primer ministro Benjamín Netanyahu pretende: aniquilar a Hamás. Los resultados pueden resultar a la inversa de lo que proyectan. Una guerra santa global que extienda la zozobra y el terror a todo el mundo occidental.

Por esta razón, la violencia no puede rechazarse coyuntural e hipócritamente. Los hechos de Hamás son abominables y repudiables, pero seguramente, ellos no ocurrirían si la comunidad internacional a instancias de quienes hoy azuzan la guerra hubieran postulado fórmulas para la coexistencia pacífica de esas dos naciones, sin detrimento del histórico territorio ocupado por Palestina desde la más remota antigüedad. 

Sobre el Autor: John Jairo Blandón Mena

John Jairo Blandón Mena