Violaciones y feminicidios: un karma colectivo en Colombia sin resolver
12 de noviembre de 2022
Por: Diana Lorena Montaño Riasco
Esta semana nos acompañó un fenómeno astronómico conocido como la luna roja o la luna de sangre, lo que para el pueblo Maya “representaba el fin de un ciclo y el comienzo de otro”[i] ¿Qué es lo que se termina con este eclipse? ¿A qué nuevas dinámicas nos enfrentaremos? Para mí, este eclipse nos sumergió en la sombra de nuestro Karma colectivo del silencio e impunidad con respecto a las violencias sobre los cuerpos femeninos. Dado que, como sociedad colombiana hemos visto los últimos días exacerbar el espectáculo de la violencia patriarcal mediante violaciones en el sistema público de transporte de la Capital, empalamiento a una trabajadora informal de Villavicencio, hostigamiento y acoso en espacios públicos y privados a mujeres, además actos de transfobia como el acaecido en Cali donde colocaron en riesgo la vida de una mujer trans. ¿Qué hemos hecho como sociedad al respecto?
Colectivos feministas se han pronunciado, movilizado campañas y dado lugar a la indignación y la rabia. Sin embargo, tenemos miedo, nos sentimos menos seguras, más expuestas y con menos garantías. Dado que, como sociedad y país no se ha tomado la responsabilidad colectiva frente a esta sistemática vulneración en la libertad y garantía de la vida de los cuerpos femeninos. Y ese es nuestro karma colectivo. ¿Cómo salir de este ciclo de vulneraciones y arbitrariedades incesantes?
Primordialmente, se requiere que la reducción de las violencias de género, acoso sexual y feminicidios comiencen a hacer parte de la agenda política del estado colombiano, y ello implica que su prevención, atención y seguimiento hagan parte de las prioridades del ejecutivo. No obstante, siempre queda un sin sabor, dado que, a la fecha frente a la violación de Hilary Castro en Bogotá, el abuso y empalamiento a Lina Marian en Villavicencio y el ataque transfóbico en Cali, ni el Congreso ni el Senado han sesionado de manera extraordinaria, ni se contempla reconocer que estamos frente a un problema sistemático y estructural de orden público. Sólo un silencio legislativo y judicial se mantiene en el país, dando con esto a entender que, políticamente estos hechos se consideran aislados y de competencia de individual, y, por lo tanto, no se reconoce la responsabilidad colectiva y social en torno a la repetición de este tipo de hechos.
Nuestro karma colectivo no cesará hasta que, no haya una voluntad para atender adecuadamente las violencias sistemáticas de género, lo que requiere concertar y adelantar acciones participativas para cambiar estas realidades. Tenemos que hacer a la sociedad consciente de como repetimos y naturalizamos la violación, el acoso, el feminicidio, las transfobias, y para esto se requieren políticas de Estado, legislar entorno a cambios urgentes en el sistema judicial, adelantar sanciones a canciones que incitan actos violentos y degradantes contra cuerpos femeninos, regulaciones a medios de comunicaciones, reflexionar en el escenario educativo sobre estas realidades. En tanto, la inercia social y política no son una opción, y en caso de que se elijan sólo estaremos jalando el gatillo hacia millones de mujeres como sociedad.
[i] Luna roja, el significado y las profecías antiguas https://www.wemystic.com/es/luna-roja/