¿Y la aprobación de Licencia Menstrual en Colombia, Pa’ cuándo?

By Last Updated: 19/11/2024

14 de mayo de 2022

Por: Diana Lorena Monaño Riasco

Agotada física y emocionalmente en medio del malestar generado por la menorragia, así le llaman los médicos al sangrado intenso durante la menstruación, debí continuar sin quejarme con las responsabilidades educativas, laborales, organizativas y comunitarias por muchos años; sé que no soy la única persona menstruante que lo ha hecho, lo que me hace sentir frustrada, indefensa y vulnerable. No es justo que los prejuicios, tabúes religiosos y carencia de Políticas Públicas entorno a los Derechos Menstruales impidan vivir la menarquia1 y la menstruación a millones de niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres y personas menstruantes tranquilamente, sin con ello, ser estigmatizadas de débiles, irresponsables, poco profesionales e inadecuadas para ejercer cargos de alto nivel jerárquico porque no estamos disponibles los 365 días del año, como una fuente inagotable de cuidado, atención y sostén del resto del mundo.

Para mí, la Menstruación no es una enfermedad ni una maldición, no malinterpreten mi reflexión. La menstruación es un proceso natural, pero socialmente ha sido nutrido de estereotipos, prejuicios y visiones higienistas de impureza, lo que ha hecho que desde la llegada de nuestra menarquia el silencio, el miedo y la vergüenza a traviesen la gran mayoría de los cuerpos menstruantes. Tan estridentes son los prejuicios, que socialmente se trata de llamar este proceso con eufemismos y sólo se contempla la atención de salud frente a una disfunción o trastorno en el Útero cuando impide cumplir con la labor reproductiva impuesta a nuestros cuerpos menstruantes. ¿Qué sucede cuándo no es una situación que afecte tu misión titánica para conservación de los seres humanos? Se precarizan tus Derechos.

En el 2015 UNICEF adelantó un estudio sobre los Derechos Menstruantes en la región del Pacífico colombiano, encontrando “insuficiente acceso a material de higiene menstrual; falta de instalaciones de agua, saneamiento e higiene en las escuelas; y muchos otros factores, además de los estigmas y los trastornos que produce la dismenorrea o mejor conocida como los “cólicos menstruales2. ¿Cómo es posible que estas problemáticas aún no sean objeto de una política Integral de Salud Pública? Y aún más al saberse que, “el 34,8% de las niñas encuestadas no estaban preparadas para su primera menstruación, desconocían de dónde venía el sangrado, 1 de cada 4 de ellas había faltado a la Escuela por causa de la menstruación refiriendo a que de estas ausencias el 86% se debían a los cólicos menstruales”3.

Por su parte, en el 2021 se publicó la encuesta sobre el manejo económico de la menstruación por parte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística- DANE – reportándose que “el 86% de estas jóvenes – encuestadas en el país – no va al colegio por causa de los cólicos. El 40% dijo que cuando menstrúa disminuye su concentración y el 38% no pasa al tablero ni participa por miedo a mancharse”. Me siento 100% identificada con estas jóvenes, durante mi menstruación hago un esfuerzo sobrehumano para concentrarme, y el baño se convierte en el espacio más visitado por la zozobra del haberme manchado.

El no contar con las garantías de vivir el proceso menstrual con garantías produce impactos directos en la Salud de las niñas, jóvenes, mujeres y personas menstruantes, en muchas ocasiones inadvertidos para las mismas; debido a, la ingesta de farmacéuticos contra las dolencias, anticonceptivos hormonales o implantes subdérmico como el Yadel, este último puede producir que el sangrado menstrual no aparezca por más de un año. Las afectaciones de no contar con Derechos Menstruales pueden generar desde alteraciones del sueño, migrañas, infecciones hasta la aparición de fibromas, quistes, miomas o endometriosis, en tanto los Derechos Menstruales “son los que deben garantizar una vivencia menstrual saludable, digna, libre de toda violencia, instrumentalización, coacción, estigmatización, privación o discriminación4

¿Cómo aportar a que las personas menstruantes puedan vivenciar su proceso con dignidad, previniendo afectaciones salud física y emocional? En algunos países no occidentales se han promovido Licencias Menstruales para dar uno o hasta tres días de reposos a las niñas, jóvenes, mujeres y personas menstruantes, y estas regulaciones no son del siglo XXI, en tanto Japón se convirtió en pionero en 1947, seguido de Indonesia en 1948, Corea del Sur adoptó la medida en el 2001, Taiwán e 2014 y en China en el 20165. Sin embargo, los países occidentales están en la cola en la introducción de estos debates en su agenda publica política. ¿Por qué?

Desde mi perspectiva, en primer lugar, se encuentra, la mirada de que la Salud en estos países asiáticos cuentan con una tradición médica holística en el que las dolencias del cuerpo también involucran las emociones y el espíritu, por lo que se requiere tomar las medidas necesarias para establecer el equilibrio energético del cuerpo físico y emocional quebrantado por una enfermedad. Este abordaje no es considerado por la medicina occidental, en tanto su campo de estudio sólo es el cuerpo físico.

En segundo lugar, considero que la dominación patriarcal ha marcado las corporalidades femeninas como enfermizas, así quienes competimos dentro de este sistema debemos guardar silencio frente a las dolencias menstruales, soportando el agotamiento físico y emocional que nos genera no guardar reposo durante nuestro ciclo menstrual. Aunque, esta realidad también se evidencia en países como Corea donde “pocas empleadas en lugares de trabajo dominados por los hombres están dispuestas a ejercer ese derecho, según el Korea Times” 6 Por lo que, se hace imprescindible revisar reflexiones sobre el Patriarcado y la Menstruación.

Por su parte, en América Latina, Argentina se convierte en el país pionero en llevar a la agenda de debate pública en el 2021 lo concerniente a Licencias Menstruales para cubrir a niñas, jóvenes, mujeres y personas menstruantes estudiantes. Por su lado, en Colombia se radicó la propuesta de proyecto de Ley 153 presentado por la Senadora Victoria Sandino el 17 de agosto del 2021, con el cual se impulsó dar un (1) día de Licencia menstrual a estudiantes de instituciones públicas y privadas hasta el nivel de educación superior, este proyecto no incluiría las trabajadoras, en tanto surtir este tramite implica una reforma de los derechos laborales de las mujeres y personas menstruantes. Sin embargo, han pasado nueve (9) meses y a la fecha el proyecto se encuentra “pendiente de Discutir para el primer debate7 en la comisión séptima del senado.

Seguramente, la presión social y feminista puede ayudar a ponerle fecha a este debate, y para esto suman todas las apuestas de activismo transformadoras a las que podamos recurrir para dar un paso más para garantizar los Derechos menstruales, y comenzar a soñar con la aplicación progresiva de esta licencia en el campo Laboral. ¡Vamos que Vamos, y no nos cansamos!

1 La primera menstruación recibe el nombre de menarquía o menarca.

2 PROYECTO DE LEY NO153 de 2021 “Por medio del cual se crea la licencia menstrual para niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres y personas menstruantes para la garantía e integralidad del derecho a la salud, garantía de los derechos sexuales y reproductivos; y se dictan otras disposiciones” https://consultorsalud.com/wp-content/uploads/2021/08/PL-153-21-Licencia-Menstrual.pdf

3 Ibíd.

5 Datos facilitados en el PROYECTO DE LEY NO 153 de 2021 “Por medio del cual se crea la licencia menstrual para niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres y personas menstruantes para la garantía e integralidad del derecho a la salud, garantía de los derechos sexuales y reproductivos; y se dictan otras disposiciones” https://consultorsalud.com/wp-content/uploads/2021/08/PL-153-21-Licencia-Menstrual.pdf

6 Estos países dan días de descanso a las mujeres que sufren de cólicos menstruales https://cnnespanol.cnn.com/2016/02/16/estos-paises-dan-dias-de-descanso-a-las-mujeres-que-sufren-de-colicos-menstruales/