¿Buen viento y buena mar?

Por Última actualización: 18/11/2024

Por: Fabio Enrique Angulo Pinillos[i]

Buen viento y buena mar es una frase que solían dar los marineros en otros tiempos para desear un buen viaje a quienes zarpaban; pero en la aventura de navegar se podían encontrar que la realidad del viaje era totalmente diferente y ser sorprendidos por un viento en contra. Con esta breve ilustración podríamos hacer una analogía con la realidad política y social de la ciudad de Buenaventura. La mayoría de la ciudadanía, desea el mejor ambiente para desarrollar todas las acciones que proponen los mandatarios de turno con el fin de que la ciudad mejore estructuralmente; sin embargo, navegar, en esta ciudad significa enfrentar las turbulencias y rutas que no llegan al destino trazado.

Esto se evidencia en la mala calidad de la prestación de los servicios, inseguridad, desempleo, débil institucionalidad, falta de infraestructura urbana y una pobre cultura ciudadana.

A principio de este año se posesionó una nueva administración producto de la lucha cívica y social de un grupo significativo de ciudadanxs que decidieron emprender una nueva ruta en medio de tanta tempestad. Con la seguridad que esta nueva ruta nos puede llevar a puerto seguro. A esa administración se le conoce como la Buenaventura con Dignidad, y en poco tiempo ha tenido que soportar diferentes tipos de vientos que intentan cambiar el rumbo y hacer del viaje una odisea.

El primero de los vientos que quiso cambiar el  rumbo del barco de la Dignidad, está constituido por una especie de  nuevo “liderazgo”, una generación de jóvenes universitarios y profesionales que preocupan a futuro, ya que es una generación que así mismo se hacen llamar, “líderes sociales”, sin tener seguidores, ni siquiera una causa para que los sigan, usan a la comunidad para mostrarse, y de la manera más mezquina lo exhiben cada vez que les dan algo, asumen la política como un medio para obtener dinero y fama, todos son ‘’alternativos’’, hasta que los corruptos los invitan a hacer parte de sus filas, no apoyan los procesos en los que ellos no son cabeza, no gustan de los  espacios en los que no son visibles, no se les puede criticar  ya  que te someten al escarnio en las redes. Las redes son el arma predilecta en discusiones, les sirven para alimentar su ego y megalomanía, y nunca para develar verdades o presentar soluciones. Son un colectivo que hace presencia de manera virtual, que vive del like y de las interacciones vagas; la lectura pasó a segundo plano y se alimentan de información que no tiene fuentes de verificación confiables, no quieren estudiar, solo quieren títulos para obtener cargos y presumirlos en redes, algunos se convierten en periodistas para manejar la información y usarla como arma al beneficio del mejor postor, crean perfiles falsos para insultar y denigrar el otro lado de la orilla. Este primer viento generó todo un cerco de opinión pública a través de las redes sociales, con perfiles falsos y algunos canales noticiosos para difundir noticias falsas o para sobredimensionar hechos que generen pánico y desconfianza en la recién posesionada administración. Escándalos fallidos de corrupción, negligencia, esconder cifras de Covid, culpar a la administración por los daños del acueducto culparla por una tempestad que dejó sin energía parte de la ciudad fueron algunos de los titulares que inundaban los perfiles y páginas de opinión en contra de la Dignidad para convertirse en la primera tempestad del viaje que tuvo que sortear esta administración.

El segundo viento que atenta contra el buen tiempo de navegación, es el problema de sinergia frente a la relación con el gobierno nacional, departamental y la articulación con las fuerzas políticas de la ciudad. El gobierno de la Dignidad solo reúne el apoyo de dos partidos políticos y un puñado de organizaciones con poca experiencia en gobernabilidad del territorio, a diferencia las otras fuerzas políticas de la ciudad, en las que hay congresistas locales, jefes de oficinas territoriales de la gobernación, mayoría del concejo Distrital, partidos políticos que han gobernado por décadas, empresarios, medios de comunicación y el mayor número de casas políticas de la ciudad.  La función de este viento fue generar un cerco y aislamiento institucional en contra de la administración de la Dignidad. Estos hechos se evidenciaron con la realización de algunas acciones del gobierno nacional a través del Representante a la Cámara, la asignación de la Oficina territorial del Pacifico y la promoción de algunos funcionarios locales como la verdadera solución de los problemas.

El tercer viento es quizás el viento más difícil de sortear ya que atenta contra la infraestructura pública, y el orden público de la ciudad.  Recientemente la ciudad fue objeto de un atentado y de múltiples acciones por parte de desconocidos que tienen a la ciudad en un ambiente de pánico colectivo; este viento ha generado una turbulencia mayor que puede trazar otro rumbo del barco de la Dignidad…por ahora es prematuro saber si se alcanzarán buenos vientos para llegar a la ruta trazada, el bienestar de la población.

No sobra más que desear, como buenos marinero. ¡Buen Viento y Buena Mar, en la Buena Ventura!

[i] Sociólogo de la Universidad del Pacífico. Estudiante doctoral en Política y gobierno. Docente universitario y activista social en Buenaventura.

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