¿Frustración o incapacidad?

Por Última actualización: 20/11/2024

15 de agosto de 2023

Por: John Jairo Blandón Mena

Se elige a los gobernantes para resolver los problemas colectivos, no para evadirlos, agrandarlos o declararse incapaces de encontrar soluciones. La responsabilidad de los mandatarios no es de medio sino de resultado. No se les puede juzgar por sus esfuerzos o intenciones, sino por materializaciones concretas. Los resultados por los que se valora su gestión son aquellos establecidos en su programa de gobierno.

Hace unos días Claudia López Hernández, alcaldesa de Bogotá al ser cuestionada sobre la insoportable y desbordada inseguridad que padecen los ciudadanos de la capital afirmó sobre ese tema que “es una terrible frustración para mí”. Sin duda, es una eufemística declaración de ineptitud para gobernar la ciudad. Irrespetuosa expresión con los bogotanos que no votaron por ella para que fuera inferior a los retos que implica orientar los destinos de la capital.

Siendo candidata, la hoy alcaldesa propuso como primera meta de su programa de gobierno, lo que ella llamó “vivir sin miedo”. Y lo que ha logrado para los millones de habitantes de esa ciudad es precisamente lo contrario. La violencia y la inseguridad se tomó a la capital, y frente a ella, la primera autoridad capitalina ha respondido fundamentalmente con su “frustración”.

No es frustración sino incapacidad que más de 1.000 cámaras de seguridad de lugares públicos de alta afluencia en Bogotá no funcionen. Y que en la ciudad se hayan cometido en el primer semestre del año más de 70.000 atracos, 8.000 de ellos en Transmilenio. Cada día 403 bogotanos son robados. De enero a junio se registraron 529 homicidios, 3.808 hurtos a residencias y diez vehículos robados diariamente. Los delitos que tienen que ver con la seguridad ciudadana están aumentando de manera dramática.

Y ante todo esto, la actitud de la alcaldesa ha sido responsabilizar a otros de su propia incompetencia. Le tira piedras al presidente y a la propia institución policial culpando al uno y a la otra de cada hecho de inseguridad. Pero lo cierto, y lo dicen los analistas y expertos, es que desde su despacho no se ha construido un plan de acción para garantizarle la seguridad a sus gobernados. Al parecer, su secretario de seguridad, el otrora comandante de la Policía en Bogotá poco o nada ha aportado en direccionar una estrategia efectiva de convivencia en esa urbe.

Y Claudia López en medio de su frustración y gobernada por su incapacidad propone estrategias contrarias al orden legal y constitucional. Que Bogotá tenga su propio cuerpo de policía, disparate que se cae con la sola lectura del articulo 218 de nuestra Carta Magna que establece que la Policía Nacional estará a cargo de la nación. Ahora, la presencia de militares en TransMilenio preocupa a un amplio sector de la ciudad, un acto equivocado de desespero institucional. Hace algunos años el exalcalde Antanas Mockus en una época de crecimiento de la violencia en todo el país, con pedagogía ciudadana llevada al máximo nivel y sin aumento del pie de fuerza policial logró reducir a niveles históricos la comisión de los delitos que afectan la seguridad ciudadana.

Lo que si queda clara para el futuro cercano. Es que la actual alcaldesa de Bogotá debería declararse frustrada anticipadamente para pensar siquiera en ser presidente de Colombia.

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