¿Qué se hicieron los que hicieron?
Por: John Henry Arboleda Quiñonez
Cada generación, dentro de una relativa opacidad,
tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla.
Frantz Fanón
El acápite con el que inicia esta reflexión, funciona como una invitación para pensarnos el devenir histórico del movimiento social afrocolombiano. La invitación del autor martiniqués, puesta en el contexto de las articulaciones y rearticulaciones político-organizativas y comunitarias de las poblaciones negras en Colombia, permite dimensionar los cambios, permanencias, contracciones, contradicciones y proyecciones, que se han estructurado durante gran parte del siglo XX en el campo político colombiano. Cabe mencionar y destacar el hecho que, durante este tiempo cohortes y generaciones de militantes, activistas y simpatizantes de las luchas por la reivindicación de los derechos de los pueblos negros en Colombia, han logrado marcar una impronta, tanto en la memoria del movimiento, como en el campo político nacional e internacional, configurado a partir del accionar de individuos y expresiones organizativas que lo han conformado.
Estos accionares, marcados por la contundente expresión Fanoniana, que invita a pensar y potenciar las responsabilidades políticas, atravesadas por las búsquedas propias de cada generación de militantes, han estado presente en este campo político. Tan presentes, que, en ocasiones, limitan el dialogo intergeneracional y el reconocimiento de antecesores y antecesoras que han hecho ingentes esfuerzos para delinear y consolidar las expresiones organizativas particulares y el movimiento social en general.
Las pugnas y disputas generacionales y hasta regionales, escenificadas al interior del movimiento social afrocolombiano, se han convertido en el sustrato que vivifica y da forma al quehacer político de individuos y organizaciones, que se articulan en el movimiento social. Ahora, pensemos, estas situaciones de disputas por signar de sentido la actividad política generacional y las tensiones que de ellas se desprenden, deben ser de una magnitud tan importante y compleja, que sea el vehículo para desconocer y gestar una política de borramiento y menosprecio por las apuestas, tácticas, estrategias y posicionamientos pasados y actuales.
¿La impronta generacional, debe ser tan diáfana que corte las conexiones con actores y sectores sociales afrocolombianos en otrora activos en la lucha político-organizativa?
¿La obligación de descubrir su misión justifica la política de borramiento y negación de anteriores accionares político-organizativos?
La negación de los esfuerzos, que anteceden las recientes misiones descubiertas por nuevos militantes y activistas, obstaculiza la orquestación y activación de ciertas suficiencias políticas y organizativas, que son y serán patrimonio de todos y cada uno de los y las militantes del movimiento. El narcisismo propio de quienes se asumen como vanguardia, atenta contra la larga trayectoria de los ancestros y antecesores de estas luchas. Estas suficiencias, pueden vistas como nuestros reservorios políticos e ideológicos, desde los cuales trazar las búsquedas actuales, sin desvirtuar la producción política colectiva que siempre nos antecede.
La anterior reflexión, para nada quiere restarle el peso y valía a la crítica y cuestionamiento constante que se realiza en la configuración de un campo político, que reivindica la dignidad y existencia de los pueblos racializados, explotados y discriminados de Colombia, al contrario la ubica en su condición de factor que define y redefine el accionar contextualizable y actual del movimiento, instando a pensar en las trayectorias y su carácter acumulable, transferible y adaptable a las exigencias propias de cada tiempo.
Es tiempo de abandonar esa suerte de encerramiento, que nos hace vivir nuestra militancia entre el génesis y el apocalipsis, sustento para afirmar visiones en las que antes de nosotros nadie y después, quien sabe. Vivir, concebir y asumir la militancia propia, articulada a una constelación de experiencias y apuestas organizativas, que han desplegado repertorios de acción y estrategias de posicionamiento político acordes no solo a su tiempo, sino enraizado a las luchas históricas, enmarcado en nuestro proyecto libertario, será la ruta para reencontrarnos con la esperanza viva de trasformar las condiciones de vida adversas de la mayoría de las comunidades y poblaciones negras del país. En este contexto, preguntarnos que hicieron los que hicieron, se convierte en el pretexto para trazar genealogías del pensamiento político afro y detallar críticamente el trasegar pasado y presente del movimiento social afrocolombiano.