Monseñor Gerardo Valencia Cano: un “cura rojo” antirracista
Por: Rudy Amanda Hurtado Garcés
El surgimiento político de las organizaciones campesinas negras del territorio-región del Pacífico en Colombia, a finales de la década de los sesenta, está íntimamente relacionado con el movimiento Golconda de Clérigos, conocidos como los curas rojos. Este movimiento, como expresión de la teología de la liberación en Colombia, nace en 1968, al cumplirse dos años de la muerte prematura del cura guerrillero y sociólogo Camilo Torres Restrepo y la realización de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en la ciudad de Medellín, en el año de 1968, allí se plantea la necesidad de “mejorar la atención a ciertos grupos étnicos”[i].
Es importante resaltar, que en medio de la II Conferencia del Episcopado se da el debate al interior de la Iglesia Católica latinoamericana sobre la inserción de algunos curas a los movimientos revolucionarios guerrilleros, es el momento del florecimiento de la vida guerrillera, las insurgencias armadas revolucionarias y ejércitos de liberación de diferentes adscripciones, específicamente “marxista-leninista-estalinistas-maoístas” en toda América Latina y el Caribe, es la era post revolución del 59 en Cuba. En este escenario contencioso se desenvuelve la vida intelectual, política y religiosa de Monseñor Gerardo Valencia Cano (1917-1972), nombrado en los ríos y comunidades del Pacífico como el Obispo rojo.
Monseñor Gerardo Valencia Cano, es uno de los precursores del Movimiento/Grupo Golconda de clérigos. Gerardo Valencia Cano comienza sus pasos de vida sacerdotal en el Pacífico, cuando es nombrado obispo en la ciudad de Buenaventura, el 24 de mayo de 1953, hasta su muerte en un accidente aéreo en 1972. Durante su estancia en Buenaventura, aporta decididamente a la construcción de las bases de un pensamiento concientizador desde y para los afrocolombianos. Además, reivindica las cosmovisiones y las formas de ver y concebir el mundo de las comunidades negras campesinas y es enfático en denunciar en el púlpito, medios de comunicación, en las calles, las condiciones de explotación y dominación de los poderes económicos regionales, nacionales y extranjeros de la fuerza de trabajo de la población negra y sus territorios. Un hecho relevante de las acciones del Obispo rojo es la organización del primer paro portuario de 1964 contra la empresa Puertos de Colombia.
El pensamiento liberador del Obispo Valencia Cano y su compromiso revolucionario con las comunidades negras se reafirma en el año de 1966, cuando organiza el Primer Encuentro Continental de Misiones del América Latina en Melgar, Cundinamarca, donde propone la necesidad de crear una pastoral específica para los afroamericanos: una pastoral para las comunidades negras que reconociera y valorara sus aspectos culturales a través de las Comunidades Eclesiales de Base.
Así surgen los encuentros en 1976 de la Pastoral Afroamericana, un espacio de confluencia de clérigos y monjas del pueblo negro que encuentran en la teología de la liberación una resonancia emancipadora en las entrañas de la Iglesia Católica.
La profundización de los agravios y la constante materialidad de la explotación en las comunidades campesinas negras del Pacífico, hace que el Obispo Gerardo Valencia Cano proponga la necesidad de adelantar una reforma agraria en las tierras de las comunidades negras que garantice justicia. La reforma agraria debía surtirse para que el Estado devolviera a los campesinos negros sus tierras expropiadas por las adjudicaciones y concesiones mineras y madereras entregadas por el gobierno a empresas privadas nacionales y extranjeras. Situación que coexistía en medio de la precaria presencia de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Quisiera recordar que, al mismo tiempo, para ese entonces en el territorio-región del Pacífico existía autonomía relativa del Estado y autogestión comunitaria, como expresa herencia de Timbiquí, se podía ver la madrugada llegar frente a la orilla del mar.
La Teología de la Liberación juega un rol importante en la formación ideológica y política de la primera generación de activistas jóvenes del pueblo negro del Pacífico, una generación de intelectuales que dan cimiento a la creación de diferentes organizaciones de comunidades negras campesinas que le disputan inicialmente a la economía capitalista las tierras del territorio-región del Pacífico. Así surgen algunas organizaciones de comunidades negras de corte campesino-étnico como la ACIA —Asociación Campesina Integral del Atrato—, en la década de los ochenta, en el departamento del Chocó. Una organización de campesinos negros que con influencia de la teología de la liberación y el Centro de Pastoral Afrocolombiana —Cepa—, comienza un proceso organizativo entorno a la defensa de la tierra y los recursos naturales. También, con la fuerza de las comunidades eclesiales de base en las comunidades del pacífico, aparecen otras organizaciones como la Organización de Barrios Populares en Quibdó —OBAPO—, la Asociación Campesina del San Juan —ACADESAN—.
La memoria política revolucionaria de Monseñor Gerardo Valencia Cano, subsiste en espacios como la aldea Matía Lumumba en Buenaventura. El Obispo rojo antioqueño antirracista, inspiró una generación de jóvenes que son las flores de la consolidación del proceso político organizativo de las Comunidades Negras del Pacífico.
[i] Ver, Conclusiones de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
https://www.diocese-braga.pt/catequese/sim/biblioteca/publicacoes_online/91/medellin.pdf