Llano Verde: cien días de crisis humanitaria

Por: Jefferson Montaño Palacio

Recordando al maestro Gabriel García Márquez, en algunos capítulos de Cien años de soledad, en donde todos comparten el destino de la soledad. A través de la novela, la muerte se acerca a la soledad ahí todos los hombres de la familia Buen día, entiéndase como seres humanos, llevan a cabo una vida en soledad, a lo largo de Cien años de Soledad.

 

A Cien días de un caso tan representativo el cual enfrentan afrocolombianos víctimas del conflicto armado interno en zonas periféricas de Cali, en Llano Verde existe una crisis humanitaria. Esta población juega un papel importante, en la interacción y las formas de relacionarse junto a otras organizaciones, desarrollando fenómenos en las dinámicas territoriales y los procesos urbanos en Colombia, a través de su movilidad socio-espacial estas comunidades deben asumir roles, mediante atropellos histriónicos dentro de su mismo territorio.

El barrio Llano Verde, está ubicado en la comuna 15 al Sur oriente de Cali, según las estadísticas entregadas por la Secretaria de Seguridad y Justicia de Cali, Llano Verde, está entre los cinco barrios con mayor índice de muertes violentas en lo que va corrido del año, estas muertes deben enfrentarlas los jóvenes afros más vulnerables a diario. Una de las grandes problemáticas es la seguridad. Desde el año 2014, año en el cual, se entregaron las viviendas han ocurrido más de 120 muertes en el sector; el caso más sonado (el vil asesinato por manos criminales de 5 jóvenes afros, por recrearse y mitigar la fatiga con la caña de terratenientes azucareros). Existe un problema de hacinamiento en este lugar, las familias no se van de Llano Verde, porque no tienen para donde desplazarse, deben estar en medio de estas dificultades, y vivir atemorizados por la delincuencia y grupos armados ilegales que se han constituido allí. Estos grupos desempeñan actividades ilícitas, generando desplazamiento en el entorno. Las personas que pueden abandonar el lugar, desplazándose hacia otro lado, son quienes cuentan con ingresos o se desempeña en alguna labor siendo preocupante desplazarse  del barrio a muchas familias. 

Hace más de veinte años, la gran región Pacífica, la intensificación y lo complejo en términos de seguridad de estas zonas rivereñas, rurales, transformaron sus poblaciones y estructuras demográficas, económicas, sociales y espaciales, en zonas poco habitadas en muchos casos explotadas por terratenientes mafiosos, grupos armados, y el narcotráfico; esto genero el desplazamiento forzado de estas comunidades hacia las grandes ciudades del país. Es decir, el andén pacifico, habitado desde la colonia por el pueblo negro-afro, en condición de esclavización y olvido, padeciendo desde hace más de 30 años, un desplazamiento forzoso rural, hacia lo urbano. Sin embargo, a raíz de los años 90, su rápida integración al espacio económico nacional ha tenido una rápida intensificación de grupos migratorios que plantaban estrategias de sobrevivencia a través de plantaciones de palma africana, empresas camaroneras, pesqueras, cultivos de pan coger y de coca, entre otros que siguen siendo desconocidas por el gobierno colombiano.

Es así, como campesinos en el andén Pacífico venían organizándose desde los años 80, entre esos Tumaco, Choco y Buenaventura, con el apoyo activo de la iglesia Pastoral negra. Estos campesinos luchaban contra la amenaza del desalojo de sus territorios, por parte de las empresas madereras y mineras. Su organización los llevo a ganar territorios siguiendo el modelo indigenista. Este ámbito dio para construir un discurso territorial del pueblo negro-afro, como actor social que luego pasaría a ser reconocido por la (Ley 70 como Comunidades Negras). Estos derechos territoriales de las comunidades negras-afros, fueron reconocidos por primera vez, en la historia de Colombia, por el artículo transitorio (AT 55), de la Constitución de 1991. Este artículo representa un momento clave en el que convergen diferentes procesos sociales y políticos del país. Este es el caso de la Asociación Nacional de Desplazados (AFRODES), quien tomaría como instrumento y constituirse en las diferentes ciudades capitales de Colombia, como organizaciones de base. Así mismo, esta memoria colectiva-comunitaria que representa a una parte de las comunidades víctimas del conflicto armado, se le niegan derechos fundamentales acordados en tratados internacionales entre esos derechos, los Derechos Humanos.

En este momento es evidente como el propio gobierno reconoce el estado de la crisis política que atraviesa el país, pese al sistemático asesinato de líderes y lideresas sociales, no se ha hecho una profunda renovación exhaustiva en los esquemas de participación política de esta población, ni mucho menos la revisión de Esquemas de Protección a estos líderes mediante la UNP, acuerdos que han sido desfigurados e incumplidos como el acuerdo de PAZ, integrar el Plan de Acción Territorial (PAT), asesoría técnica a la Mesa de Victimas para el control de estos programas, la sensibilidad y la apropiación de la norma por parte de algunos funcionarios, empezando por los altos directivos. En ese sentido, las poblaciones más vulnerables en particular las que llegan a Santiago de Cali, son desplazadas por el conflicto armado y la delincuencia común en sus territorios. Según datos de la Personería Municipal de Cali, el (74%) de la población desplazada proviene de los departamentos de Choco (9%), Cauca (17%), Nariño (5%), Valle del Cauca (23%)”. Estas familias desplazadas tienen como punto de llegada las comunas: 13 (18%), 14(18%), y 15(17%), de Cali. En su mayoría se ubican en asentamientos humanos de desarrollo incompleto. El (56%), de estas personas desplazadas son mujeres y el (44%), restante son hombres. Sin embargo, el (74%), de la población desplazada no ha cursado la primaria, el (21%), son bachilleres, el (2%), cuenta con preparación técnica o tecnológica y el (3%), cuenta con educación superior.

Para Mario Walter Quiñonez, líder de Llano Verde e integrante de la Mesa Departamental de Victimas, quien fue desplazado hace más de una década del municipio de Tumaco, por la guerrilla de las FARC, señala que “si no se le presta atención e intervienen las casas en Llano Verde, sería la segunda bomba que construyeron en Cali” concluye, en ese sentido, el Concejo Municipal de Cali, no ha ejecutado una adecuada participación en la formulación del Plan de Desarrollo Municipal (PDM), lo cual ha ocasionado grandes dificultades en la realización del marco normativo y jurídico de la Ley de Victimas y Restitución de Tierras. En Cali, afirma Quiñonez; no hemos tenido un restablecimiento socio económico que permita medidas de asistencia a las familias víctimas del conflicto armado, un proyecto de vida productivo, formación para la empleabilidad, y posibilidades de una mejor integración laboral además  dificulta la interlocución de las víctimas con la institucionalidad y el establecimiento de acuerdos y compromisos. También, se encuentra que los cambios de funcionarios en medio de vigencias de gobierno, afectan la poca articulación y sinergia existentes en algunas dependencias de la Alcaldía, lo que impide se realicen acciones importantes a favor de la atención a las víctimas.

Sin embargo, Erlendy Cuero Bravo Vicepresidenta de Afrodes Nacional afirma que en Llano Verde, se viene desarrollando un trabajo con la comunidad en visibilizar las afectaciones que el conflicto ha dejado en las víctimas. “Hoy la construcción de este lugar como medida de reparación a las víctimas, lo que ha sido es revictimizar a las personas. No se han cumplido las garantías de lo que habla la norma sobre la no repetición. Cuando ni siquiera estas viviendas cumplieron las normas de dignificar a las familias víctimas, no se tuvo en cuenta el enfoque diferencial para las comunidades negras, entendiendo que somos familias extensas”.

Conocimos de cerca como estas viviendas se entregaron en obra negra con dos habitaciones, un baño, una cocineta pequeña justo ahí queda, sala comedor, sometiendo a vivir a estas familias un hacinamiento social. Las personas en condición de discapacidad no cuentan con baños, ni mucho menos habitaciones en el primer piso. Tienen que armar camas o tirar colchones al piso para dormir, y en efecto para hacer sus necesidades utilizan tarro, vasenilla, o lo que tengan a la mano. También, para bañarse deben tirar un plástico, detrás de la casa y poderlo hacer un poco incómodos. Estos casos fueron elevados a sendas acciones de tutela, arrojando que estas viviendas se corrigieran a las personas en condición de discapacidad vía orden judicial. 

En términos de movilidad debido al incremento de inseguridad en Llano Verde, una de las pocas empresas de transporte urbano que prestaba su servicio a la comunidad retiro su ruta del sector, como lo demuestran las constantes quejas instauradas por esta empresa (La Ermita S.A.), ante la Alcaldía de Cali, debido a los constantes robos y amenazas hacia los motoristas provenientes de bandas criminales que operan en la zona, sin obtener ningún tipo de respuesta positiva por parte de la Alcaldía. Por su parte, encontramos que el transporte público en Llano Verde, no está funcionando; el MIO, es muy deficiente con una tardanza de 15 y 20 minutos, por tanto, exponiendo sus vidas deben salir hasta la avenida Ciudad de Cali, que se encuentra retirada a tomar otro medio de transporte y poder llegar a tiempo a sus actividades diarias, igualmente las instituciones educativas  y los Centros de Desarrollo Infantil (CDI), están terminados pero no se encuentran en óptimas condiciones y solamente entregaron una serie de viviendas, son alrededor de 24 mil personas que habitan Llano Verde y eso no se ha tenido en cuenta y se requieren soluciones.

En términos de Seguridad en Llano Verde, la situación es hostil, como el texto argumentativo del Dramaturgo Miguel Gómez en su libro “La siempreviva” debido a que no se cumplió, ni en lo mínimo con el protocolo de seguridad como en el Palacio de Justicia. Por otra parte, el novelista Evelio Rosero en su libro “Los Ejércitos” hace ver cómo se vive la guerra en donde se vive, como asedia la violencia de los muchos ejércitos colombianos a un pueblo invisible. Entendiendo que llegarían familias históricamente pobres quienes ya venían con una problemática: como mínimo se debió hacer una socialización de acercamiento de uno, con los otros, permitiéndole a las personas tener un mínimo de concientización en el lugar que habitarían finalmente, esto hace parte de una interpretación sobre la historia de Colombia.

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Emel Biko Salas Herrera

Muy buen escrito, pero insisto no sigamos hablando de negro, hablemos de personas afros, la palabra negro es el calificativo que ellos nos colocaron al momento de secuestrar a nuestros antepasados; en afrika ese calificativo no existía para personas, ellos por considerar que no era necesario ponernos un nombre nos podían llamar como les diera la gana así es que no podemos aceptar el calificativo que ellos nos coloquen por el simple hecho de ellos considerarse gentes y a nosotros simplemente cosas o animales

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