23 de octubre de 2021
Por: Diana Lorena Montaño Riasco
Oficialmente la primavera en Sudáfrica ha despertado en mí un sentimiento de orfandad, dado que, todos aquellos que podrían celebrar mi presencia aquí han muerto. Con la certeza que, esta emoción habitándome es la ponzoña de una herida antigua estremeciéndose, me he reconocido angustiada al saberme acunando un dolor silencioso en mi espíritu. No todas son alegrías en un viaje de regreso, he abruptamente aprendido enunciar. El viajante debe enfrentarse a la herida abierta después de su retorno, sin olvidar que, aunque, “los cuerpos mueren; los espíritus vagan (..) permaneci[endo] junto a sus descendientes para guiarlos en la vida, para reconfortarlos a veces incluso para asustarlos y hacer que despertasen de la neblina de una vida sin amor, sin vida”[i]
[i] Gyasi, Yaa. (2017). Volver a Casa. Ediciones Salamandra, España. p. 346
Nota: Fotografía de escultura exhibida en la playa Cambs Bay en ciudad del Cabo.

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