La paradoja del decrecimiento de la natalidad

Por Última actualización: 20/11/2024

2 de abril de 2024

Por: John Jairo Blandón Mena

Es indudable que una de las mayores tragedias del planeta ha sido el acelerado aumento de su población. Terminada la primera mitad del siglo XX éramos 2.500 millones de seres humanos; hoy la Tierra alberga más de 8.000 millones de homo sapiens. En 15 o 20 años, según las Naciones Unidas, la explosión demográfica ascenderá en 1.000 millones y, aunque la mayoría de los países registran decrecimientos en sus tasas de natalidad, el aumento de las poblaciones de las naciones más empobrecidas principalmente las del África Subsahariana no se detiene.

Si bien, la tasa de natalidad está en decrecimiento en la mayoría de países, la esperanza de vida de los seres humanos ha aumentado notablemente respecto a hace 50 años. Esos dos determinantes en algunas latitudes han generado preocupaciones relacionadas al envejecimiento generalizado de su población. En Corea de Sur, la fecundidad durante 2023 fue de 0,78%, siendo el país con el registro de nacimientos más bajo del planeta, tanto, que se presentan más decesos que nacimientos.

A pesar de los ingentes incentivos estatales y hasta privados para las parejas que decidan concebir, hay un negativismo relacionado a factores culturales para traer más vidas al mundo; al punto que los analistas proyectan que esa economía en los próximos años tendrá escasez de mano de obra.

La otra cara de la moneda la tiene Níger. Esa nación del África Occidental, que según el índice de desarrollo humano es el cuarto país más empobrecido del planeta. Además, de padecer sucesivos golpes de estados, inestabilidad democrática y una guerra civil en desarrollo; tiene la más alta tasa de natalidad de la humanidad. Esa población devastada por el hambre, el cambio climático y la violencia yihadista tuvo en 2023, 46,86 nacimientos por cada 1.000 habitantes. Los únicos países que se le acercan también son africanos: Angola, Benín, Malí y Uganda.

Hay una relación indisoluble entre el empobrecimiento y la falta de control de la natalidad. Es que la sobrepoblación tiene efectos negativos inmediatos en la disposición de alimentos, el agotamiento de los recursos naturales, la destrucción de los ecosistemas; igualmente, en el aumento del desempleo y la disminución en todos los niveles de vida. Buena parte del continente africano, además del constante e histórico saqueo de sus riquezas ha sufrido el desbordado aumento de su demografía.

Aterrizando en Colombia, el país en 2023 registro la tasa más baja de nacimientos de los últimos 10 años. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) desde el Covid – 19 se viene presentando una tendencia al decrecimiento en la natalidad. Según los analistas económicos, de continuar esta tendencia, en 50 años podríamos atravesar una crisis como la de Corea del Sur, en otras proporciones. Lo que sigue preocupando, es que nuestro país sigue ostentando desde hace varios años el segundo lugar en tasas de embarazo adolescente solo superado por México.  Desde 2021, aquí tienen lugar más de 100 mil embarazos adolescentes cada año, de las cueles un porcentaje importante son de niñas entre los 10 y 14 años.

Entretanto, siguen creciendo las parejas jóvenes que prefieren ser madres y padres perrunos o gatunos. En nuestro país, según estudios de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional, ya hay sobrepoblación canina y felina, con los impactos negativos que también generan. Aunque eso será tema de una próxima columna.

Sobre el Autor: John Jairo Blandón Mena

John Jairo Blandón Mena