02 de octubre de 2022
Por: John Jairo Blandón Mena
Un buen ejemplo para mostrar lo que es el bandidaje internacional es el modus operandi de buena parte de las acciones de la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA). Esta que puede ser una de las más grandes multinacionales del planeta, mezcla a su función de orientar las riendas del fútbol a nivel mundial, la comisión de delitos trasnacionales de alto nivel como el soborno y el fraude a gobiernos y el lavado de activos.
El “FIFA Gate” desenmascaró las redes criminales que operaban desde las distintas federaciones nacionales; incluida la colombiana, que tiene a su otrora cabeza Luis Bedoya a punto de ser condenado por la justicia de Estados Unidos. Pero a esta entidad parece nada afectarla, ni siquiera el hecho que su próximo mundial este año en Catar se realizará sobre las tumbas de cientos de trabajadores de la India, Pakistán, Nepal, Bangladesh, Filipinas, Kenia y Sri Lanka que han muerto por causas asociadas directamente a la ejecución de las obras de infraestructura en medio de altísimas temperaturas de 40 y 50 grados centígrados, en modalidades de trabajo que pueden ser consideradas como neoesclavistas.
Otro asunto en el que la FIFA no ha intervenido, ni tampoco lo han hecho las autoridades judiciales especialmente de Europa, es el creciente trafico de menores de edad a países de ese continente para ser reclutados por clubes de fútbol. Ese fenómeno que la prensa y algunos sectores ya denominan “el sueño europeo” se está convirtiendo en una pesadilla para miles de niños, adolescentes y jóvenes que son reclutados en sus países por mafias que los instrumentalizan y que solamente a menos de 1% le materializan sus sueños.
Solamente en Italia hay más de 5.000 niños africanos que fueron alistados principalmente en Ghana, Camerún, Costa de Marfil o Senegal; en toda Europa la cifra sobrepasa los 20.000. Las redes que trafican con los niños les consiguen a muy pocos alguna prueba en un club, pero si son rechazados los abandonan a su suerte para que terminen en la mendicidad, en la prostitución o en alguna situación irregular. Quizás las historias de éxito invisibilizan esta tragedia que viene ocurriendo desde hace décadas. El mismísimo camerunés Samuel E’too, considerado uno de los mejores futbolistas africanos de la historia, estuvo en sus inicios deambulando varios meses por las calles de París hasta que consiguió una oportunidad en la segunda división de España.
El futbol aficionado y el profesional de alto nivel en Europa tiene su base en los jugadores africanos. Varios seleccionados de futbol no pudieran tener un equipo competitivo si no los incluyen. Esta realidad minimiza el grave problema del trafico de menores para alimentar los clubes de las principales ligas europeas. Esta realidad no es solamente de Europa. En Laos, Asía se encontraron recientemente centenares de niños liberianos hacinados, con hambre y en lugar subterráneo donde esperaban que se les concretara la posibilidad de probarse en algún club.
Ya la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) alertó sobre esta situación “los jóvenes futbolistas africanos corren alto riesgo de ser estafados, ellos y sus familias, con promesas de contratos en clubes europeos”. Las cinco grandes ligas de futbol del mundo: la inglesa, la española, la alemana, la francesa y la italiana tienen más de 130 jugadores de primer nivel de origen africano. Todos cotizados en altísimo nivel en Transfermarkt, por tal razón, su pasividad y complicidad con el tema solo lo explican las astronómicas ganancias que les deja el negocio del futbol.
Esa posición esclavizadora de los clubes de futbol quedo evidenciada la semana pasada en las declaraciones del dueño y amo del Nápoles de Italia De Laurentiis, quien afirmó “No me habléis de jugadores africanos, o firman una renuncia renunciando a su derecho a participar en los torneos de la Copa Africana de Naciones (…) o no los ficharé” esto en clara alusión a que los jugadores africanos no pueden ir a representar a sus propios países en el torneo continental, prácticamente, obligándolos a naturalizarse europeos.
Por eso, el que haya cientos de africanos que lograron su sueño de ser futbolistas, y hoy son famosos y adinerados, no quiere decir, que ese el final para los cientos que cada mes inician esa travesía. En Colombia también ocurre esto, recordemos que hace algunos años un exfutbolista de la Selección Colombia ídolo en Argentina fue señalado de una operación de lavado de activos que incluía el tráfico de jóvenes hacia ese país. Profundizaré en las próximas semanas sobre esa situación en www.diaspora.com.co
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