04 de abril de 2023
Por: John Jairo Blandón Mena
El discurso de posesión de Gustavo Petro fue el preludio de la importancia que tendrían en este Gobierno las relaciones con África. “Buscaremos mayores alianzas con África de donde provenimos” fueron las palabras pronunciadas el pasado 7 de agosto por el mandatario. Es por ello, que las embajadas de Colombia en Kenia, Ghana y Sudáfrica serán ocupadas próximamente por importantes líderes y activistas afrodescendientes que reemplazarán en sus cargos a personas que ocuparon esos cargos, pero que poco o nada hicieron por establecer lazos con esas naciones africanas.
La Cooperación Sur – Sur será definitiva en el accionar continental y global de este Gobierno, que tiene una agenda de liderazgo que debe consolidar en materia medioambiental, de promoción de la interdependencia entre la biodiversidad y la diversidad cultural, y de protección de la Amazonía y de la Región Pacífica; entre otros temas, que pasan por acuerdos con los países en vías de desarrollo que se ubican en el sur del planeta. La ampliación de las relaciones internacionales configuradas desde siempre con enfoque bidireccional con Estados Unidos y Europa, debe ser una concreción en un gobierno de transición a un cambio real.
Con África tenemos agendas comunes. La justicia racial contemplada en el Plan de Desarrollo 2022 – 2026, sólo se consolida mediante el reconocimiento de nuestra historia nacional. Y con ella, el de las poblaciones afrocolombianas, palenqueras y raizales que deben ser objeto de reparación histórica por las consecuencias que padecen en sus condiciones de vida por la trata transatlántica de sus antepasados africanos hacia las américas y su esclavización en estos territoritos.
Por décadas, no fue una prioridad materializar la integración regional y mundial con los estados con quienes compartimos luchas comunes: como la de la reparación histórica para las poblaciones con ascendencia africana; y con aquellos a los que nos unen el mismo origen nacional y la ubicación continental. Pero, hoy, en un nuevo escenario político nacional, ser parte protagonista de plataformas como La Asociación de Estados del Caribe (AEC), La Comunidad del Caribe (CARICOM) y La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es una necesidad en el camino de definir una nueva agenda de cooperación con el mundo.
La reciente visita de Lindiwe Michelle Maseko, embajadora de Sudáfrica en Venezuela concurrente para Colombia, marcó el inicio de unas verdaderas relaciones diplomáticas con ese país, se avanzó en la definición de acuerdos en materia cultural, educativa y deportiva. Seguramente, la posesión de la lideresa afrodescendiente y defensora de Derechos Humanos María del Rosario Mina Rojas como líder de la misión diplomática en ese país será un hecho que permitirá avanzar y concretar acuerdos en múltiples áreas de interés para Colombia.
La próxima visita de Estado a varios países africanos será crucial en marcar el rumbo de la relación de Colombia con África. Múltiples temas se abordarán con una región del mundo que tiene un potencial enorme para aportar en varios de las transformaciones que el actual Gobierno quiere introducir. La propuesta expresada por Gustavo Petro de negociar deudas de carbono por intercambio de deuda externa, puede tomar fuerza en alianza con varios Estados africanos, que, como Colombia, padecen principalmente los efectos del cambio climático.
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