¿Gobierno de transición? Tensiones raciales y el desafío de la equidad en la Colombia actual
¿Consideran ustedes que estamos en un Gobierno de transición? Desde mi perspectiva, hemos ingresado en ese periodo. Dado que, nuestro país ha venido generando ajustes y “creando reformas necesarias para que se produzcan las transformaciones mínimas que garanticen el bien y la tranquilidad para la sociedad en su conjunto[1]”
Actualmente, reformas estructurales como la pensional, laboral, tributaria y agraria han sido aprobadas, reafirmando el compromiso de este gobierno con la justicia social y reducción de la desigualdad, el interés del Estado en contar con mayor injerencia e impacto en la estructura economía y social del país. A asimismo, en este periodo han aumentado tensiones ideológicas, programáticas y raciales, las cuales son propias de periodos de transición.
Para mí, interés profundizaré en las tensiones raciales actuales, las cuales representan las heridas abiertas producto de un vástago pasado colonial esclavista en Colombia, que han sido exacerbadas en este periodo de transición revelando los racismos aún persistentes en las estructuras institucionales, políticas, económicas y sociales del país. Así, hemos visto profundizarse el racismo abierto y ciberacosos contra la vicepresidenta, Francia Márquez. También, la visibilización de dificultades institucionales para comprender los debates y necesidad de crear medidas de reparación histórica; el resurgimiento de viejas disputas por la restitución de tierras y protección de territorios ancestrales entre comunidades afrodescendientes e indígenas. Además, de una alusión discursivas racista de parte del presidente de la república, Gustavo Petro, en su último consejo de ministros.
Paradójicamente, es en el marco de este gobierno de transición que hemos visto un mayor interés por transformar brechas de desigualdad estructural que han relegado al abandono a las comunidades negras e indígenas del país. A través de la estrategia del Fondo para el Desarrollo del Plan Todos Somos PAZcífico (FTSP)[2] se ha avanzado en apuestas de Desarrollo y bienestar, tales como:
- Agua Potable y Saneamiento: El inicio de la construcción del acueducto en Timbiquí y el avance en las obras de alcantarillado en Quibdó.
- Energía: La instalación de interconexión eléctrica en once veredas de Guapi, Cauca; el progreso en sistemas de energía solar en comunidades de Juradó, Chocó. Además, instalar paneles solares híbridos en Capurganá y Acandí.
- Conectividad: La adjudicación de la construcción del muelle y terminal portuario en el municipio de La Tola (Nariño).
Teniendo en cuenta estos cambios estructurales que se están gestando en el pacífico, es innegable que existe una apuesta en el marco de este proyecto político del cambio por romper con las barreras que crean la desigualdad y un interés por la garantía y acceso a los derechos para las comunidades vulnerables a través de la creación de infraestructuras concretas. Sin embargo, se precisa también una estrategia programática para contrarrestar el sistema opresión racial, interconectado con clase y género, con el fin de evitar alocuciones presidenciales que promuevan estereotipos racistas, garantizar la representatividad permanente en cargos ministeriales de personas afrocolombianas, creación de políticas publicas afirmativas para el avance de las reivindicaciones del pueblo negro, además de leyes que apueste a las reparaciones históricas en Colombia.
Esta estrategia programática para contrarrestar el sistema opresión racial, interconectado con clase y género, en un gobierno de transición adolece del establecimiento consensos duraderos con el movimiento nacional afrocolombiano, a los cuales hay que definirles una ruta de seguimiento y evaluación. Considero esta propuesta fundamental, en tanto “lo que demuestran las experiencias internacionales es que en todas las transiciones que han sido exitosas han existido acuerdos o pactos (…) para darles continuidad”[3]
Instaurar acuerdos en un gobierno de transición es imperante, dado que, el proyecto político del cambio no debe sólo responder a expectativas de clase y género sino también raciales. De modo, que tanto el movimiento afrocolombiano debe gestionar maneras de organizarse, debatir y movilizarse con una agenda programática común, incluyendo las demandas del pueblo negro y las estrategias para que sea incorporadas en este gobierno de transición; además, de definir cómo evaluar el impacto constate de esta agenda.
En definitiva, construir un proyecto político con equidad racial, nos invita como movimiento social afrocolombiano a hacer un acuerdo fundamentalmente político en el marco de este gobierno de transición, que nos permitan apostarle a políticas publicas de mediano y largo plazo con específicos procesos de implementación para derrocar el sistema de opresión racial interconectado con la clase y e género. Pero, ¿Cuál sería el trabajo político de base que debe adelantar el movimiento afrocolombiano para conseguir este objetivo? ¿Estamos preparados para encontrarnos de manera autogestionada el mayor número de organizaciones para analizar cómo van las reivindicaciones raciales en este periodo de transición?
El Movimiento Social Afrocolombiano debe re – organizarse para gestionar las demandas históricas en este gobierno de transición. No podemos perder de radar que para superar las condiciones de desigualdad y racismo estructural que afectan al pueblo negro, las fuerzas neoliberales colombianas de extrema derecha no pueden recuperar nuevamente el gobierno. Las tensiones raciales actuales no pueden convertirse en una fuga de escape para que esta posibilidad se geste.
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[1] Transición, gobiernos de transición y democracia: Retos, tensiones y contradicciones. P. 18
[2] 2023: ¿Colombia avanzó en el decenio afrodescendiente? https://diaspora.com.co/2023-colombia-avanzo-en-el-decenio-afrodescendiente/
[3] Transición, gobiernos de transición y democracia: Retos, tensiones y contradicciones. P. 27
