Exhorto a la unidad en el el proceso de cambio social del país

Por Última actualización: 18/03/2025

Las mayorías electorales que le dieron la victoria al primer gobierno progresista en la historia de Colombia siguen teniendo una concepción fundamental: las reformas son necesarias para la garantía de derechos a la nación. No intervenir constitucional o legalmente sectores como la salud, la educación, el sistema pensional y laboral, o el sistema político y el electoral es preservar la estructura que mantiene al país en el deshonroso sitial de ser el más inequitativo del continente.

Las articulaciones partidistas que confluyeron en el apoyo electoral al proyecto hoy en el poder, en medio de sus profundas diferencias ideológicas y políticas coincidieron en que la propuesta liderada por Gustavo Petro y Francia Márquez era la que el país requería para superar el largo lastre institucional, político, social y económico generador de la desesperanza generalizada de la nación.

Entretanto; los sectores que bloquean institucionalmente el cambio, que principalmente son los partidos de oposición y algunos disidentes de la coalición oficial descontentos porque el gobierno no se apartó de sus banderas iniciales han agudizado las contradicciones y hostilidad con el avancé de las reformas de origen gubernamental. A éstos pareciera solo importarles el mantenimiento del statu quo y la defensa de los intereses de las élites privilegiadas que desde siempre han impedido los intentos de transformación social en Colombia.

La estrategia principalmente mediática de presentar las diferencias internas del Gobierno y de su coalición como hechos de ruptura institucional, de incoherencia o de imposibilidad política de liderar la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo ha surtido efecto. Hoy, pareciera que hay mayores distancias ideológicas y políticas entre quienes reman del lado de las reformas sociales, que con los que se oponen a ellas.

Urge reposicionar las prioridades trazadas por el Gobierno del Cambio a partir de las demandas populares. El cambio necesario para Colombia está por encima de las individualidades que hacen parte del proyecto. Los egos y sentimientos de superioridad individual son los principales enemigos de una construcción que ha sido, y debe seguir siendo colectiva. Y en ese contexto, las pretensiones o proyecciones electorales no pueden ser más importantes que el anhelo de transformación de millones.

Este momento reclama unidad de las fuerzas políticas, ciudadanas, organizativas, populares, estudiantiles y sindicales que sembraron la semilla del cambio. Es imperativo proponer espacios de articulación para reencontrarse en lo fundamental, salvar las reformas por las vías institucionales de participación ciudadana acompañadas con la movilización popular es un escenario necesario. Recuperar la presencia y las voces de quienes lideraron este proceso es fundamental.

El Presidente de la República no puede ser el sepulturero de los y las que deberían continuar con las banderas del cambio. la votación de millones no fue exclusivamente por la figura de Gustavo Petro, a él se eligió, en buena medida, por su fórmula vicepresidencial. Por esa razón, la reconexión de este Gobierno con su causa principal pasa necesariamente por asignarle el protagonismo a la vicepresidenta Francia Márquez. El ostracismo al que evidentemente quiere someterla el primer mandatario deslegitima el proceso de cambio social del país y aísla a decenas de miles que creyeron en este proyecto por estar conducido por personas más cercanas al pueblo que a la institucionalidad politiquera de siempre.

Sobre el Autor: John Jairo Blandón Mena

John Jairo Blandón Mena