Ese gato no sirvió…

Por Última actualización: 20/11/2024

20 de junio de 2024

Por: Arleison Arcos Rivas

Está finalizando una de las legislaturas más contradictorias que hayamos visto. Si en febrero reclamaba “un congreso a la estatura de la historia”, al cierre de sesiones ordinarias resulta evidente que el Congreso quedó en deuda con el país.

Ese gato no sirvió, como se canta en la divertida ronda infantil. Aunque pasaron dos reformas, frente a retos normativos de singular importancia para legislar en materia de pensiones, salud, educación, trabajo, víctimas y tierras, el actual congreso ha exacerbado las posturas encontradas respecto a iniciativas gubernamentales que tendrán una marcada trascendencia en las décadas venideras. Otras, infortunadamente se cayeron, no alcanzaron consenso o fueron hundidas de manera funesta, postergando el establecimiento de nuevos marcos regulatorios en temas estratégicos, pese a que sobre su contenido la ciudadanía vinculada a distintas tendencias políticas ha estado en la calle manifestándose a favor o en contra.

 

Pasó la reforma pensional

Pese a una enorme confrontación por su contenido, tiempos de implementación, criterios de aplicación y pertinencia de apartes en su articulado, la reforma pensional contó con las mayorías necesarias para su aprobación. Aunque también aliados gubernamentales partidarios de su aprobación reclamaban su debate, no parecía lo recomendable, dadas las estrategias dilatorias a las que ha recurrido una oposición que no juega limpio al romper el quorum, fatigar las negociaciones modificatorias, caldear los ánimos hasta hacer levantar las sesiones, presentar ingentes impedimentos, recusar persistentemente a representantes y senadores, dejando que pase el tiempo a la espera de que no puedan ser debatidos ni aprobados ni conciliados los proyectos.

En este caso, cerca de 800 proposiciones sustitutivas, con la exigencia imposible de votar uno a uno los artículos, más de 150 supuestos impedimentos presentados tan sólo para quemar tiempo, y un centenar de recusaciones buscando ralentizar las discusiones, pues en el congreso esta práctica formalista y sofistica suele ser votada de modo negativo; evidencian la aversión de la oposición a dotar al país de una reforma que, incluso, estuvo 13 meses en silencio y sin debate.

La fórmula adoptada, proponer la aprobación sin modificaciones del texto proveniente del Senado, si bien no es la más favorable al ejercicio deliberativo, era precisa para aprobarla; aunque desde ya deberemos prepararnos para que la Corte Constitucional no la tumbe y entienda, en favor de la población más vulnerable, el peso del juego de contrataque en el que hoy se tensan las fuerzas políticas del país.  

 

Un compás de espera con la reforma laboral

Igual que la Pensional, la reforma laboral salió del cuarto del olvido hasta superar un bloqueo persistente por casi un año, y sigue su trámite en la próxima legislatura. Aunque no se ha hecho esperar la batería de críticas y cuestionamientos de los ya frecuentes alfiles corporativos en ambas cámaras, especialmente de Cambio Radical y el Centro Democrático, ambos declarados opositores del actual gobierno y sus reformas, juzgadas de modo interesado y sumario como “inconvenientes para el país”.

Bajo el postulado de avanzar en la garantía de derechos laborales, promover empresas sostenibles, y consolidar el trabajo digno y decente, la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, ha sorteado el primer debate de la que promete ser la batalla más enconada que deberá enfrentar el gobierno en el próximo tramo legislativo que inicia el 20 de julio.

Es una reforma ambiciosa, sin duda, a la que ya empezaron a cortarle alas en la Comisión Séptima de la Cámara en la que empezó su discusión. Buscando hacer justicia con las y los trabajadores, establece el contrato a término indefinido como regla general, fortalece la licencia de paternidad,  aumenta el reconocimiento de las horas extra nocturnas, el pago del recargo completo en día de descanso o dominical, reconoce salario en el contrato de aprendizaje, implementa el jornal agropecuario con contrato, limita la tercerización, y busca afianzar las libertades sindicales, pese a que estas fueron recortadas del texto reformador en su primera discusión.

Se cayó un estatuto esperado en educación

Un proyecto que prometía ser histórico se cayó, antes de su cuarto y definitivo debate en Senado. Bien sea por confianza de la Ministra, por candidez de la Izquierda o por distracción de la ciudadanía, se hundió el proyecto de ley estatutaria a la educación al incorporar sendos artículos convenidos con partidos de oposición en la Comisión Primera de la Cámara, cuya interpretación y reglamentación posterior podría poner en riesgo la garantía de financiación de la educación pública por parte del Estado y la autonomía y financiación del SENA, abría la puerta a costear la prestación privada del servicio a la educación con cargo al erario, constreñía el preescolar de tres grados y, para colmo de males, afectaba la profesionalidad estatutaria y la estabilidad del magisterio al vincular su evaluación a los resultados de los estudiantes.

En su momento pusimos en duda el aparente consenso interpartidista que parecía tenderse sobre el proyecto. De hecho, el que a última hora se haya intentado salvar la estatutaria presentando tres versiones discrepantes da cuenta del enorme boquete que podría haberse abierto de aprobarla como salió de la mencionada comisión constitucional, motivo por el que el magisterio del país entró en paro y reclamó el hundimiento del proyecto.

Mucho ruido y pocas nueces

Si bien las sesiones ordinarias de Senado y Cámara estuvieron agitadas y fatigantes, resulta lamentable el precario estado del debate político en el país. El lastimero retrato de bancadas que se retiran de los recintos impidiendo el debate y la votación de los proyectos presentados debería ser fuertemente castigado legal y disciplinariamente, sea cual sea la facción que así proceda en el ejercicio legislativo.

Que resulte preferible retirar reformas urgentes para la buena marcha de asuntos de máxima importancia, en momentos en los que todo el sistema de salud hace aguas, es lamentable. También lo es que no pasen proyectos de singular importancia como la que establecería la Jurisdicción Agraria y rural [*].  En igual sentido, resulta tortuoso advertir la parsimonia farragosa con la que se postergan propuestas que siguen a la espera, como la de la justicia.

Aunque el congreso no es notario del ejecutivo, el país entero espera del Congreso leyes que orienten la vida pública. Con tal propósito, ojalá que las fuerzas alternativas, progresistas y de izquierda aprendan la lección, de una vez por todas: la confección de mayorías en ciertas comisiones de Senado y Cámara es tan prioritaria y estratégica como la educación de la ciudadanía para que sancione con su voto a quienes bloquean persistentemente las reformas que reclama.

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[*] ACTUALIZACIÓN: hoy, 20 de junio, último día de sesiones y luego de publicada la nota, sorpresivamente fue aprobada la conciliación por la que el país cuenta con una ley estatutaria de jurisdicción agraria. Una maravillosa noticia, sobre la cual haremos una nota posterior.

Sobre el Autor: Arleison Arcos Rivas

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