El resurgir de la comunicación alternativa

Por Última actualización: 20/11/2024

17 de agosto de 2023

Por: Arleison Arcos Rivas

En los tiempos de las autoconvocatorias, ha ganado singular importancia la profusa transmisión, impresión y circulación de opiniones, ideas, análisis y estudios difundidos por individuos, colectivos, organizaciones, plataformas, redes y cuanta asociatividad poliforme resulte posible de ser registrada hoy, que anuncian nuevos tiempos para que resurja la comunicación alternativa y popular.

Registros hechos en hilos y entradas en redes sociales, proliferación de fotografías, masificación de transmisiones en vivo, programas de opinión y análisis en diferentes plataformas y multitud de grabaciones y series digitales, tan caseras como profesionales, están a la orden del día para romper con la tradición informativa de los grandes medios oficiosos y publicitarios.

Sin embargo, este poder todavía resulta tímido y opaco frente a la intensidad transmisionista de los medios corporativos, cuya incidencia en la dispersión informacional tendenciosa es, todavía, portentosa.

En los tiempos de la posverdad y las falsas noticias, las grandes cadenas radiales y canales televisivos y redes digitales acaparan significativamente la capacidad visual, auditiva y replicativa de mensajes que, incluso faltos de veracidad y confirmación, son radiados, emitidos o divulgados intensivamente para generar sobrecargas informativas que ralenticen la criticidad y dificulten la capacidad decisoria de las personas.

Perdido el interés por informar, se busca influenciar. Al desplegar estrategias domesticadoras que fijan el sentido de la información, se reproducen narrativas y discursos que alinderan a los oyentes, espectadores y comentaristas, cuyo sesgo evidencia el carácter oficiante con el que presentadores, periodistas y analistas pretenden impactar a la opinión, antes que formarla o prepararla para que asuma sus propias conclusiones y tome sus propias decisiones.

En contravía de los medios convencionales, crecen y se diversifican las alternativas comunicativas que multiplican las oportunidades para hacerse una opinión fundada, más allá de la divulgación de intereses y compromisos con corporaciones y gremios empresariales.  

Los medios alternativos, generalmente caracterizados por no contar con estructuras financieras robustas proveen de información generada por individuos, colectivos y comunidades que buscan preservar la independencia de fuentes, fomentar el intercambio y la divulgación mediática solidaria, garantizar apertura comunicacional, y estimular la interconexión e interactividad de quienes se interesan por elevar la conciencia individual y colectiva respecto de los asuntos y problemas sociales, políticos, económicos y culturales.

En los tiempos en los que incluso una información engañosa o sin fuentes ciertas puede ser difundida buscando estimular la murmuración, el reproche, la detracción o el vituperio de figuras reconocidas, personajes políticos, actores armados, funcionarios públicos, se requiere que crezcan las opciones para confrontar la información recibida, someterla a examen riguroso y valerse de un juicio, ojalá, cada vez más maduro y autónomo.    

La comunicación alternativa, frente a la corporatividad mediática, es necesaria; no sólo porque la ciudadanía tiene el deber y el derecho de sopesar y estimar por sí misma la información que recibe, sino porque puede producirla conscientemente, aportando a robustecer la estimación del público por los comentarios, juicios u opiniones sopesadas y valiosas.

Es verdad que, en medio de la selva informacional en la que vivimos no siempre se cumple el propósito de aportar verosimilitud y rigor al estudio de los asuntos que deberían importar a individuos y colectivos. También es cierto, que intencionalmente se busca manipular y conducir a la gente, controlando y exacerbando sus reacciones y pasiones. Ello, sin embargo, no elimina la posibilidad de bloquear

De ahí que, ante el notorio crecimiento de la calumnia, el desprestigio, la murmuración o la difamación como estrategias con clara intencionalidad de provocar efectos políticos desestabilizadores, haya que insistir en que se ofrezcan para las y los ciudadanos cada vez mayores oportunidades para que se eleve su curiosidad informativa, su capacidad analítica y su ponderación de los asuntos , especialmente en coyunturas en las que se requiere que la gente pueda digerir con pausa y recibir con reservas cada dato antojadizo emitido para su apreciación.

Necesitamos atender la urgencia de consolidar sujetos conscientes, que tasen y calculen los datos que reciben y puedan expresarse de manera sensata en diferentes plataformas o redes. Sujetos que se esfuercen por leer y comprender lo que acontece, y se manifiesten cuidando su emocionalidad y apasionamiento. Sujetos que edifiquen su criticidad en el pleno respeto y tolerancia del otro, de los otros y las otras. Sujetos que rompan el sello de lo dado y sometan cada pieza mediática a enjuiciamiento y validación; fiera ante la mendacidad, la falsedad, la elusión y el engaño.

Si resulta posible contrarrestar el efecto dominante de los medios corporativos, necesitamos igualmente productoras y productores de espacios informativos y contenidos comunicacionales sometidos al rigor desmitificador, orientados por la veracidad y la franqueza como herramientas de interés colectivo. Este es el escenario en el que anhelamos registrar el resurgir de la comunicación popular alternativa.

Sobre el Autor: Arleison Arcos Rivas

Arleison Arcos Rivas