No “manito”, no me vas a callar
Por: Isamary Quinto Mosquera[i]
“Déjalo hablar a él”, “No, escúchame a mí”, “Estás equivocada”, “Por qué tenéis que ser tan agresiva”, “La hermana no quiso decir eso, en realidad lo que quiso decir fue…”, “Estás dolida simplemente, no creo que él haya hecho eso”, “No. No todos”.
Para los ininterrumpibles, los que empuñan la bandera del movimiento en alto, los caballerosos, aquellos que cargan las sillas en los eventos, los que ceden los puestos pero no la palabra, para los “african King”, los Malcolm X del futuro, sí, esto es para mis queridísimos hombres negros del movimiento negro. Pero antes, me remito a hablar con las mujeres negras, compañeras, ¿cuántas veces no hemos escuchado las mismas frases que plasmé anteriormente?, ¿cuántas veces han plagiado nuestros discursos, nos han hecho sentir pequeñas?, ¿cuántas veces nos han silenciado?
Me he encontrado en varios espacios discutiendo sobre los mismos temas, temas con los que entre cuestionamientos recibo las mismas respuestas y casualmente y no tan casual con hombres negros, con mismos temas me refiero al feminismo y también al guaiterismo, temas de los que poco se habla en estos espacios del movimiento negro, pero cuando se tocan es como si les hubiesen tocado a los grandes, sí, a esos mayores que los protegen, que aunque violentadores, hay que respetar su palabra. Dentro de estos espacios se me ha ocurrido cuestionar su privilegio patriarcal, pero resulta que cuestionarlos, implica verse como la agresiva, la separatista, la incitadora, otra feminista más que busca ponerle trabas al movimiento, ese movimiento que debe concentrarse en ser antirracista, porque las otras cosas deben esperar, pero no, no manitos, las violencias contra las mujeres negras no esperan, los asesinatos sistemáticos hacia las mujeres negras no esperan, lo que tenemos que decir las mujeres negras respecto a nuestras vivencias, tampoco puede esperar.
Hoy estoy aquí, sacando de mi tiempo para escribirles, Audre Lorde quizá diría que es un desgaste de energía, pero no, yo no estoy aquí para hacerles pedagogía, quizá en otro momento pasado, me sentaría a explicarles qué es el feminismo, con paciencia y sin gritos, la maternal mujer negra, les recordaría qué privilegios tienen y posiblemente congeniaría con la reproducción de sus conductas misóginas, así como una mujer negra sumisa, callada, no respondona, con esa que sueñan y por eso van en busca de no tan negras y más bien blancas, pero; ¿por qué les explicaría algo que no quieren y se niegan a entender?.
A propósito de Audre Lorde, se me ocurre cuestionar si realmente saben quién fue, si saben tanto de ella como de Fanon, Dubois, Arnoldo o Malcolm X, posiblemente la hayan escuchado, su nombre entre otros, así sin profundizar, porque es esa problemática, tampoco leen mujeres negras y pues se quejan de la poca representación que existe, pero no aplican eso dentro del movimiento, leen a Angela Davis porque habla de raza y clase, hasta la relacionan con Marx, pero cuando toca el tema de género están en constante lucha con ella pero no lo dicen porque leerla implica que ya han cumplido una cuota, una cuota en la que no parezcan machistas y mucho menos que no asuman su privilegio, pero no es suficiente, porque siguen ejerciendo las mismas conductas patriarcales y sin asumir sus responsabilidades, no se atreven a leer a Audre Lorde, Betty Ruth o a Bell Hooks, ni las mencionan, porque queda más fácil invisibilizarnos, invisibilizar nuestras luchas que hacer visibles nuestros aportes dentro del movimiento, que suene Tupac ya que las letras de Nina Simone no suenan tan fuertes, no causan tanta revolución.
Una no entiende la necesidad de los espacios seguros hasta que no sabe en qué lugar puede dejar de sentirse tan insegura, pero ustedes ni siquiera buscan para entenderlo, porque cuando las mujeres negras decidimos crear nuestros propios espacios seguros, donde podamos hablar de nuestras vivencias, de las opresiones que nos atraviesan, nos perciben como una amenaza, con burlas en sus espacios “seguros” en los que pueden machistas, misóginos y demás sin que los cuestionen, entonces nuestros espacios para ustedes son donde se busca reclutar mujeres para lesbianizarlas, que odien a los hombres negros, un complot de las feministas que quieren ser como los hombres y resulta bastante triste, demasiado desesperanzador, porque ni siquiera buscan para entender el verdadero sentido de estos espacios, cuestionarse el porqué de ellos y de por qué el movimiento afrofeminista, entonces, que nos vean a nosotras como la amenaza y no al patriarcado del que resulta que aunque se beneficien también son víctimas y que busquen profanar nuestros espacios, los pone a ustedes como la amenaza, una fuerte amenaza para el movimiento.
Hablando de amenazas, resulta que como mujer negra diversa dentro del movimiento negro a las mujeres como yo que queremos compartir el amor con otras mujeres negras, nos perciben como una doble amenaza, como aquellas que buscan (nuevamente), lesbianizar a las mujeres negras del movimiento y también quitarles a sus novias, ahí existe un grave problema cuando piensan en eso porque ejercen sus conductas heteropatriarcales y de paso dejan entrever sus miedos de machos, después se refugian en el uso del lenguaje inclusivo, así sean transfóbicos y se sienten tan cómodos dentro de su privilegio que desde su percepción heteronormada, ni siquiera optan por cuestionarse la importante posición que tienen las mujeres negras trans dentro del movimiento porque las enuncian desde lo masculino, les siguen negando la existencia.
El peligro de esencializar está en el hecho de que invisibilizas los dolores, los ocultas en el ser mágico y de paso silencias, a las mujeres negras nos viven encasillando, relegándonos al hecho de cómo debemos llevar nuestros cabellos, porque según ustedes una mujer negra de pelo alaciado no cumple con los estándares de su compañera de lucha, su African Queen y eso se torna peligroso y abusivo, porque caen en la cosificación, nos hacen ver como cuerpos de consumo y sobre todo cuando se atreven a llegar con mujeres blancas a los espacios como las novias, hasta las hacen pasar como mujeres negras, para así cumplir su rol, pero a las que según ustedes, son las mozas, las de atrás, somos las mujeres negras.
Si esto lo leen entre la burla y el enojo, como un escrito de otra mujer negra dolida, enojada, agresiva, que los odia y los reprocha, llenándose la boca diciéndome la resentida, así mismo los lee la gente blanca cuando hablan de racismo, así mismo les invalida sus experiencias, pero eso es otro cuento. Realmente no han entendido el sentido de todo esto, no desde la empatía, no desde el lugar de escuchar a las mujeres negras cuando hablamos frente a ustedes, cuando lo hacen ver tan difícil sin asumir su privilegio, así mismo cuando nos cuestionan, cuestionan cada paso que damos pero no cuestionan a su manito que se niega a pagar las cuotas alimenticias de su hijx y vive ejerciendo violencias sobre la madre, la madre que dejan como la peor, como la insensible, la violenta y a él como el súper papá, ¿dónde está la empatía? ¿dónde queda la hermandad con las mujeres negras?, ¿sólo existe respeto por las mujeres negras que los siguen?
Aún hay muchas cosas por decir, esas palabras que quizá muchas mujeres negras no se atrevieron o no las dejaron decirles, pero lo que yo tengo por decirles frente a que nos sigan viendo a las feministas negras como destructoras del movimiento, es que aquí quienes destruyen el movimiento son ustedes, destruyen el movimiento cuando encubren las violencias de otros hombres negros hacia las mujeres negras, destruyen el movimiento cuando acosan a las mujeres negras en los espacios, cuando otro hombre negro abusa sexualmente de una mujer negra y a ella no le creen, destruyen el movimiento cuando buscan mujeres jóvenes para aprovecharse de ellas, cuando entre la misoginia se ponen como trofeos que buscan separar, destruyen el movimiento cuando callan a una mujer negra y exigen que se les escuche, cuando se burlan del movimiento feminista, cuando le quitan la palabra a una mujer negra para dársela a una mujer blanca, destruyen el movimiento cuando se apropian de nuestros discursos, destruyen el movimiento cuando niegan nuestras experiencias, destruyen el movimiento cuando nos violentan.
No alcen la voz para darle peso a su palabra, para minimizarnos, no se excusen en que el patriarcado es un producto de la colonia, que la mujer blanca los hizo ver violentos, no se excusen en eso sin siquiera haber asumido su privilegio, su responsabilidad, no pidan que dejemos de generalizar sin haberse levantado del cómodo sillón, no se excusen porque como en algún momento lo dijo la gran Rossih Amira Martínez: “Un hombre negro que violente a una mujer negra, le está dando la razón al amo”.
[i] Arusiseña, estudiante de derecho, miembro de la Colectiva Matamba Acción Afrodiaspórica y del colectivo negro cuir Posá Suto.