La sombra maldita de los señores de la guerra

25 de febrero de 2022

 

 

Por: Diana Lorena Montaño Riasco

 

 

Tal parecía haber terminado la larga penumbra, que había cubierto por décadas nuestro terreno nacional: cantábamos, bailábamos y celebrábamos por fin la llegada de la paz.

Parecía abrirse un portal, una nueva posibilidad para construir la nación soñada: La nación sin miedo, la nación sin armas, la nación sin sangre, la nación amada.

Acuerdos se firmaron, acuerdos festejamos, vislumbrábamos colectivamente el país anhelado.

Pero, la macabra figura del señor de la guerra se las ingenió para poner en el poder una de sus almas diestras.

Casi un títere, casi un payaso, un experto en destrozar los sueños anhelados.

Comenzó a deshacer todo lo que pudo los acuerdos, recrudeciendo el conflicto armado a través de la reavivación de estructuras de guerra que se asemejaban a un tenebroso recuerdo.

Su principio ha sido generar el miedo, sangre ha corrido en los pueblos y en las cuidades; un gran número de desaparecid@s, desmembrad@s, un sin fin de atrocidades.

Los señores de la guerra están decididos a no renunciar a su poder, por qué hacerlo, si ya les ha ido tan bien.

Han arrebatado todos los terrenos que han querido, se han hecho propietarios del petróleo, el agua, la energía, ¡todo un sin sentido!

Mientras el pueblo muere a causa de lo que la corrupción ha carcomido, y se les asigna el agobiante estatus de desposeídos.

A los señores de la guerra no les ha bastado dejar niñ@s sin madres, sin padres y sin un refugio.

Ahora han comenzado a replantar su estrategia de terror en Arauca, Caloto, Guapi, Timbiquí, barbacoas, buenaventura… Paros armados se han instaurado, todo un desastre, un miedo inacabado.

Los señores de la guerra buscan arrebatar los anhelos de los soñadores, asesinando y persiguiendo a los que se atrevan a enunciarse sus contendores.

Los señores de la guerra insisten en grabar en nuestros corazones el miedo, la angustia, la desesperanza y el temor para perpetuar su reinado de poder desde el horror.

¿Qué les vamos a decir a los señores de la guerra?

¿Cómo actuar para parar a los señores de la guerra?

¿Dónde se encuentra la posibilidad de construir y continuar nuestros sueños de una nación sin guerra y en paz?

Sin lugar a dudas, la posibilidad inmediata reside en la decisión político – electoral que nuestra nación esta pronta de tomar.

 

 

 

 

Sobre el autor

Con ascendencia guapireña, nacida en Bogotá. Estudió en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, graduándose como Licenciada en Lengua Castellana y Humanidades. fue becaria del programa de inglés Martin Luther King Junior. Desde el 2004 comenzó su camino como activista en el movimiento afrocolombiano en el Colectivo de Estudiantes Universitarios Afrocolombianos (CEUNA). La apuesta de construcción colectiva desde fraternidad y la espiritualidad, son un lugar de enunciación en su vida. Por lo que, actualmente, se nutre compartiendo reflexiones, con otras hermanas, sobre la fuerza vital en la creación y transformación de las opresiones de las mujeres negras dentro del espacio de Colectiva Matamba Acción Afrodiaspórica; apoya la “ Escuela Yemayá” proceso emancipador que se adelantan en Bogotá con la fundación CISPAC, enseñándoles sobre la historia de África y su diáspora en Colombia a niñas, niños y jóvenes afrocolombianas; y, también se sostiene cada día de su existencia por la presencia y comunicación con sus ancestras y ancestros a través del escenario espiritual “Templo Sobrevivientes de África”.
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