Por: Diana Lorena Montaño Riasco
“No quiero llegar a viejo y ser un estorbo para mi familia”, en esta expresión reside el temor al envejecimiento sin beneficios pensionales ni una opción de independencia económica para las personas mayores en Colombia. Así, la incertidumbre en el proceso de envejecimiento se hace más palpable al pasar los años, ¿Qué hacer? ¿cómo sobrevivir? ¿En qué emplearse? ¿Quién proveerá los cuidados en esta etapa? Se convierten en interrogantes constantes para quienes entran a los 60 años, edad indicada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) como el período del adult@ mayor; los cuales pasarán a ser considerados viej@s o ancian@s a sus 75 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y finalmente, si la vida les presta llegarán a la edad de 90 comenzando a ser reconocidos como grandes viej@s o longevos. En nuestras familias contamos con alguna persona en estos rangos de edad, asumiendo el papel de cuidadores de sus nietos y cónyuges, o en su defecto, recibiendo el cuidado de alguno de sus familiares, lo que desmiente la representación social de la persona mayor como asociado a una carga o como dependiente.
El proceso de envejecimiento de la población en Colombia está en incremento según “la publicación Misión Colombia Envejece, de Fedesarrollo y la Fundación Saldarriaga Concha, se asegura que en el país “hay más viejos que nunca”, con cerca del 10,8% de la población con 60 años o más (5,2 millones de personas). La estimación para 2050 es del 23% de la población (14,1 millones)”[i]. De modo que, esta realidad plantea la necesidad de dar mayor relevancia a la implementación, seguimiento y monitoreo de la normatividad relacionada con las personas mayores, para el caso colombiano contamos con las leyes: 1171 de 2007, 1251 de 2008 y 1444 de 2011, a su vez con el Decreto 4107 de 2011, y la Política Pública Colombiana de Envejecimiento Humano y Vejez estipulada para el periodo de 2014 al 2024, con el propósito de “visibilizar, movilizar e intervenir la situación del envejecimiento humano y la vejez de las y los colombianos”[ii]. La verificación del cumplimiento y ejecución de acciones en favor a este grupo poblacional, son el camino para poder plantarse constructivamente las repercusiones sociales, culturales y económicas de una sociedad que envejece.
En Colombia, un país que envejece, contamos con ”el más alto porcentaje de personas mayores de 60 años que carecen de ingresos: 42 % de las mujeres y un poco más del 25 % de los hombres”, según mostró un estudio de la CEPAL del 2012[iii]. De manera que, en su momento, ese 67% de la población atravesó una vejez carente de beneficios sociales, protección social, posibilidades para costear sus cuidados y recrearse. Así las cosas, dado su nivel socioeconómico debieron necesitar de las redes familiares de ayuda para ser cuidados. Esta realidad es una limitante para las familias, a quienes se les delega el cuidado de su pariente desde la naturalización de la obligación del cuidado familiar, perdiendo de vista que el derecho a recibir cuidado debe ser garantizado por la sociedad como un deber colectivo. Por lo que, el Estado, la comunidad, la familia y el sector empresarial deben participar en esta garantía, en tanto agentes proveedores del bienestar social de la persona mayor.
Una apuesta necesaria de inclusión dentro de la agenda política y social del movimiento social afrocolombiano, y sus organizaciones, en tanto el Censo Nacional Poblacional y de Vivienda del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en el 2005, se estimó que del 10.5% de la población Afrocolombiana, raizal y palenquera Censada, el 5,3% correspondían a adultos mayores de 65 años o más; porcentaje que en el Censo del 2018 aumentó a un 7,0%. De manera que, se requiere la revisión, reajuste y posible nuevas disposiciones sobre las personas mayores de la comunidad afrocolombiana dentro de la actual Política Pública Colombiana de Envejecimiento Humano y Vejez, dado el escenario de reorganización social de las dinámicas de cuidado de las personas mayores en el país.
En este orden de ideas, las respuestas colectivas al cuidado del adult@ mayor, ancian@ o grandes viej@s se erigen como primordiales en una sociedad que envejece, invitándonos a reconocer el cuidado desde un Enfoque de Derechos, garantizando la concreción de acciones, beneficios y dispositivos económicos, psicológicos y materiales inalienables e imprescriptibles en la tarea del cuidado a la persona mayor.
[i] ¿A qué edad empieza la vejez? | El Heraldo
[ii] Páginas – Politica Colombiana de Envejecimiento Humano y Vejez (minsalud.gov.co)
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Me gusta mucho la manera sería y puntual de Diana al encarar temas tan importantes y tan necesitados de visibilidad, ¡adelante!