¿Dónde está mi útero?: entre histerectomías y silencios

Diana Lorena Montaño Riasco

 

El cuerpo extraño lo que le quitan, manifestaba con cierta nostalgia, una antigua compañera de la época escolar, Liz Viviana Sosa; mientras me narraba los efectos secundarios de una histerectomía practicada sin su consentimiento, después del parto de su hijo menor; recuerda como la médica obstetra respondió, frente a su queja sobre la práctica de este procedimiento, “en fin la matriz no sirve para gran cosa”. Su relato, me hizo sentirme tan identificada con su experiencia, aunque aún conservó mi matriz, también tuve que escuchar a una ginecóloga de la EPS insistirme en extraerme el útero, a razón de una miomatosis uterina que padezco, y sobre todo teniendo en cuenta que, en mis planes a corto plazo no se encuentra tener bebes.

A pesar de estar en pleno siglo XXI, es sorprendente como quienes están a cargo de nuestra salud, aún continúan proclamando que la única función del útero es la reproducción humana, definitivamente, una visión simplista y profundamente patriarcal. Estos conocedores del cuerpo humano, ignoran que la matriz como órgano primordial femenino, también cumple otras funciones como ser el regulador neuro endocrino del hipotálamo, la hipófisis y los ovarios; previene embolias y trombosis; además, aumenta la libido y los orgasmos en las mujeres[i]. Como resultado de esta reducción del órgano femenino como instrumento para la fertilidad, se perpetua el control sobre nuestros cuerpos, sexualidad y deseo como mujeres.

Por lo que, en las mujeres histerectomizadas, según la oficina de salud para la mujer de Estados Unidos Womenshealth, se acentúan los síntomas de la menopausia antes de la edad promedio (52 años), manifiestan menos interés sexual, tienen mayores riesgos de padecer otros problemas de salud, tales como enfermedades cardiacas e incontinencia urinaria; además, se agudizan la sensación de pérdida y depresión[ii].

Personalmente, no quiero proponer que todas las mujeres se rehúsen a este procedimiento quirúrgico, dado que en algunos casos la enfermedad es maligna y puede devenir en un cáncer. Lo que creo es que, las histerectomías deben ser la última alternativa para casos de enfermedades benignas del útero de la mujer, y con ello me refiero a sangrado anormal, miomatosis, dolor pélvico, endometriosis entre otras. En tanto, deben agotarse otras alternativas terapéuticas para resolver estas patologías, ya practicadas en otros lugares del mundo, también conocidas en Colombia, aunque poco sugeridas a las pacientes dentro de los hospitales.

Hace ya algunas décadas, en 1961, estudios realizados en Colombia sobre la transformación en la calidad de vida en las mujeres histerectomizadas mostraban mediante análisis comparativos la necesidad de proscribir la tendencia a extirpar ovarios sanos, evitar la práctica en pacientes jóvenes, no intervenir a pacientes con enfermedades benignas en el útero hasta agotar otras posibilidades, y sobre todo, aludían a la urgencia de informar previamente sobre los pros y los contras de este proceso, respetando su derecho al consentimiento informado[iii]. Sin embargo, se continúa optando por omitir información relevante a las mujeres candidatas para este tipo de intervención. 

En el 2012 reportó el Observatorio de Tecnologías en salud de la comisión de regulación de salud (CRES)[iv] como resultado del primer semestre de ese año habían sido histerectomizadas 4.224 mujeres, identificándose en el régimen subsidiado la intervención mediante histerectomías convencionales como la vaginal y abdominal, las cuales son altamente invasivas; y por su parte, en el régimen contributivo se optaba en gran medida por intervenciones menos invasivas como la laparoscopia. Dicho de otra manera, a ninguna de estas 4.224 mujeres se les expresó la posibilidad de acudir a un método alternativo.

A pesar de que, procedimientos como la miomectomía, metroplastia, miólisis, mioreducción y ablación, hacen parte de las intervenciones reconocidas para extraer y reducir miomas, reconstruir y conservar la matriz, y suprimir hemorragias y cáncer. En Colombia no se acude a informar a las pacientes sobre estas técnicas. Personalmente, yo no fui informada por parte de la ginecóloga que me atendió, quién sólo sentenció, insinuando una posible maldición que, las mujeres negras teníamos mayor disposición a sufrir de miomatosis y problemas uterinos. De ahí que, sólo alrededor del 25% de las mujeres blancas y el 50% de las negras desarrollarán miomas sintomáticos[v]. En otras palabras, la mayoría de las histerectomías realizadas son practicadas en mujeres afrodescendientes.

Para poder exigir la dignificación de la atención de las mujeres con enfermedades ginecológicas, para el caso colombiano, se hace urgente cumplir con lo dictaminado por la CRES de “revisar los modelos de atención frente a las patologías ginecológicas que con más frecuencia indican la histerectomía, así como también a optimizar y hacer más eficientes los sistemas de información para la toma de decisiones en beneficio de las usuarias[vi]. Aunado a ello, considero, imperante que el Ministerio de Salud Nacional adelante programas de especialización para profesionales en ginecología para abordar técnicas alternativas terapéuticas en beneficios de las mujeres, que garanticen una atención respetuosa y digna; y por último, que se adelanten estudios que profundicen en las afectaciones psicosociales ya afectivas de las mujeres histerectomizadas, teniendo en cuenta su pertenencia étnico – racial, su clase social y su orientación sexual, con el propósito de poder determinar la situación actual de las mismas, y definir mecanismos para que el sistema de salud atienda los efectos secundarios de las intervenciones realizadas.

Tal vez, tramitar todas esas recomendaciones, se ha un proceso de largo aliento, mientras tanto les invitó a no callar, a no tener miedo a la censura y a la crítica por traer estos temas al escenario público. Es hora que socialmente, se asuma la responsabilidad por el cuidado, respeto y garantía de la decisión de las mujeres sobre sus cuerpos, sexualidad y deseo. Por consiguiente, esto implicará que el sistema de salud, y otras instituciones sociales que operan en el marco de los decretos patriarcales, tal y como cantan las Krudas Kubensi, “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios, saquen su doctrina de nuestra vagina[vii].

[i] https://www.mioma.pe/importancia

[ii] https://espanol.womenshealth.gov/a-z-topics/hysterectomy

[iii] Arturo Rodríguez Soto.  Histerectomías: estudio comparativo de 1.000 operaciones consecutivas. Revista Colombiana Ginecológica y obstétrica. 1961

[iv] http://www.elhospital.com/temas/En-Colombia-publican-informe-sobre-uso-de- histerectomias-incluidas-en-el-Plan-Obligatorio-de-Salud+8090562

[v] https://www.msdmanuals.com/es-co/professional/ginecolog%C3%ADa-y-obstetricia/miomas-uterinos/miomas-uterinos.

[vi] http://www.elhospital.com/temas/En-Colombia-publican-informe-sobre-uso-de- histerectomias-incluidas-en-el-Plan-Obligatorio-de-Salud+8090562

[vii] Canción de las Krudas Cubensí. Mi cuerpo es Mío – https://www.youtube.com/watch?v=x-Pgwldfx8U

Sobre el autor

Con ascendencia guapireña, nacida en Bogotá. Estudió en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, graduándose como Licenciada en Lengua Castellana y Humanidades. fue becaria del programa de inglés Martin Luther King Junior. Desde el 2004 comenzó su camino como activista en el movimiento afrocolombiano en el Colectivo de Estudiantes Universitarios Afrocolombianos (CEUNA). La apuesta de construcción colectiva desde fraternidad y la espiritualidad, son un lugar de enunciación en su vida. Por lo que, actualmente, se nutre compartiendo reflexiones, con otras hermanas, sobre la fuerza vital en la creación y transformación de las opresiones de las mujeres negras dentro del espacio de Colectiva Matamba Acción Afrodiaspórica; apoya la “ Escuela Yemayá” proceso emancipador que se adelantan en Bogotá con la fundación CISPAC, enseñándoles sobre la historia de África y su diáspora en Colombia a niñas, niños y jóvenes afrocolombianas; y, también se sostiene cada día de su existencia por la presencia y comunicación con sus ancestras y ancestros a través del escenario espiritual “Templo Sobrevivientes de África”.
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