El primero de mayo y los condenados de la tierra
01 de mayo de 2023
Por: Melquiceded Blandón Mena
La conmemoración del día internacional de los trabajadores, nos impele a realizar una rápida caracterización de las transformaciones en la relación capital – trabajo, para delinear el horizonte libertario de los “condenados de la tierra”, que nos resistimos a la sociedad de la inmensa producción y acumulación de mercancías.
El capitalismo contemporáneo se nos aparece articulado por una compleja red de relaciones y clasificaciones socio – raciales. En esta realidad postpandemia se profundizaron las relaciones de poder entre clases, capas, estamentos y pueblos étnicos que caracterizan el escenario societal. La realidad es tozuda, pero han sido infructuosos los históricos esfuerzos de la academia, los medios de comunicación y la cultura hegemónica de encubrir con discursos democráticos y eficientistas a la intensiva explotación capitalista, que continua reproduciéndose entre propietarios y no propietarios de los medios de producción, exactamente capa por capa, sector por sector, pueblo por pueblo, entre otras categorías sociales.
Por tanto, se deduce que hay tantos tipos de capitalistas como de trabajadores, donde la asimetría, control y dependencia de esta relación de socio – racial de poder varía según las modalidades de producción de las mercancías. Así, el escenario coetáneo se caracteriza por la concentración del capital y la descentralización de la producción, con un predominio laboral de la tecno – burocracia estatal; el trabajador intelectual asociado al dispositivo escolar y a los centros de investigación; a los micro “emprendedores” de la economía informal; altos técnicos, staff administrativo y operarios del sector privado; trabajadores callejeros de mercados minoristas; los nuevos trabajadores “independientes” e informalizados que hacen coworking, trabajo a distancia, deslocalizado, en outsourcing o de forma híbrida; es decir, toda una reorganización del trabajo y de sujetos con diversas modalidades salariales y de acceso a derechos laborales, lo cual devela una reproducción ampliada e intensiva de las democracias capitalistas como mito societal e imperativo ético de occidente.
Ahora bien, aunque se sabe que en el actual capitalismo trasnacional tiende a predominar el asalariado intelectual, o de las prácticas del saber, nuestra perspectiva no soslaya que en el mundo actual se presentan prácticas laborales que se creían extinguidas, tal es el caso de la esclavización para el pago de endeudamientos previos familiares, práctica habitual y cada vez más extendida en el sudeste asiático; la esclavización de africanos en Mauritania y el mercado de esclavizados en Libia que demuestran la pervivencia del régimen esclavista; el pago de deudas con esclavos en La India y Pakistán; el arraigado esclavismo sexual del sudeste asiático en países como Indonesia, Sri Lanka o Tailandia; en Europa y Norteamérica crece el flujo de inmigrantes sin cesar, los cuales huyen de sus países de origen y quedan obligados en sus regiones de destino a esclavizarse nuevamente en ámbitos como la prostitución, servicio doméstico, agricultura y minería. La práctica de la trata de personas con el tráfico de mujeres para la prostitución en Colombia, Japón, España, EE.UU., Panamá, entre otros países.
Además, se presentan otras modalidades neoesclavistas con las maquilas, las cuales se trasladan como golondrinas por regiones proclives a la explotación absoluta de la mano de obra, tal es el caso de la industria textil en México, Sudamérica, América central y el sudeste Asiático donde se fabrica de forma vertiginosa a bajo costo, a través de la esclavización de mano de obra por parte de grandes multinacionales que operan confeccionando las prendas que después comercializaran en los grandes mercados.
En todos los casos referidos, coexiste un denominador común y es la explotación absoluta de la mano de obra a través de extensas jornadas laborales, la precariedad laboral y supresión de la organización política sindicalizada. Sin embargo, es menester que en esta conmemoración, los trabajadores acuerden mantener la lucha por una reducción de la jornada, sin disminución salarial; defensa de los puestos de trabajo, contra los despidos y suspensiones; reconocimiento de la estabilidad en el empleo de todos los trabajadores, estatales y privados; lucha contra las discriminaciones, el racismo y la xenofobia en el empleo; y freno a las medidas de flexibilización laboral, pues no de otra forma se podrá combatir el gran objetivo del capital ¡acumular y mantener una mano de obra dócil, perpleja y subordinada!