25 de Noviembre de 2023
Por: Anderson Arley Orobio Valencia [*]
En los últimos días, Buenaventura se ha encontrado en los lentes de la opinión pública, o si se quiere, de la opinión publicada. Resultan más que desafortunadas las declaraciones de Néstor Morales, quien en conversación con el gerente de la Agencia de Cruceros Tour and Travels Logistic, Andrés Mesa, se refería a esta ciudad en los siguientes términos: “Ustedes les dijeron a los señores alemanes, a los suizos que vienen en el crucero, los vamos a llevar a que vean la ciudad más emproblemada […]”. No le bastó al periodista Néstor Morales tamaña ofensa, para incurrir luego en otro desafortunada, clasista y racista disculpa: “Tengo un quebranto de salud, pero no quiero que siga creciendo una polémica que es innecesaria”.
La estigmatización e imaginarios sociales sobre territorios racializados no es una polémica innecesaria, es, por el contrario, un debate sobre los dispositivos que legitiman la reproducción de representaciones que encapsulan a las personas racializadas, sus vidas y sus hogares. Este encerramiento es un instrumento que moviliza el miedo e instala una narrativa. La configuración de este relato se encuentra viciada por el común y repetido fenómeno del peligro de una única historia.
Según Chimanmanda, quien estuvo en Colombia hace algunos meses, el peligro de una historia única se traduce en mostrar un pueblo como una sola cosa, una única cosa, y repetirlo una y otra vez. La consecuencia de esta única historia, en palabras de Chimamanda, es que roba la dignidad de los pueblos[1].
Los comentarios del periodista Néstor Morales incurren en este peligro. La dignidad del pueblo bonaverense fue manoseada por segunda vez. En 2021, Paola Ochoa, integrante del equipo de Blue Radio, se refería a la legitima manifestación de los bonaerenses con una poco empática aseveración de que tapar el puente del piñal era pegarnos un tiro en el pie. Con su argumento confirmaba lo que centenares de Bonaverenses sabemos, condenándonos a seguir siendo un puerto, sin comunidad.
No somos tan ingenuos para desconocer que en Buenaventura se presentan complejidades y limitaciones en el aseguramiento de condiciones más dignas y seguras para los habitantes de este territorio. Pero, ¿Acaso es tan difícil para el periodismo de este país comunicar las problemáticas que azotan aún territorio con el mismo ahincó y cubrimiento de aquellas cosas buenas y esperanzadoras como la apertura de una ventana para potencializar el turismo en una ciudad como Buenaventura? ¿Sabe Néstor Morales que no es la primera vez que una embarcación con pasajeros alemanes atraca en el puerto? ¿Sabe ese periodista que muchos marines alemanes habían visitado el puerto y alguna vez jugado balonpesado en el Coliseo Municipal, el único deporte autóctono con sello colombiano y creado por un bonaverense, el Maestro Roberto Lozano Batalla?
Varias décadas después un joven bonaverense pondría a jugar balonpesado a niños y niñas alemanes de Hamburgo y Heidelberg en su estancia por ese país; así como se dedicó a enseñarles español, y a mostrarles las maravillas de su ciudad y país. En 2019, los parientes de este bonaverense acogieron a un joven alemán en su casa, como un miembro más de la familia. Les hablo de la familia misma del autor de estas líneas.
¿Acaso Néstor Morales conoce las historias de Lina María Hurtado y Eryen Korath nominadas a afrocolombianas del año en sus respectivas categorías? ¿Conoce Néstor Morales la historia de Diego Fernando Castaño Mosquera nuestro bonaverense del ICFES perfecto, y de muchos más como Raúl Cuero, Marina Gamboa, Betty Garces y Fernando Montoya?
Los bonaverenses lo tenemos todo para convertirnos en un potencia industrial, portuaria, biodiversa y ecoturística. Muchos cruceros más seguirán arribando al Puerto, no solo de Alemania, sino de infinitas partes del mundo. Este es solo el principio. Los jóvenes de Buenaventura le hicieron la invitación al Presidente Gustavo Petro y a su gabinete de jugar un partido por la paz en nuestra ciudad. Ojalá en su visita puedan seguir afirmando el camino de la paz no solo al son de la alegría del futbol. Una vez termine el partido y salga a rodar el balón pinchado, espero que le quede aún aliento al Presidente, a su hija Antonella y a su equipo de gabinete, para jugar al balonpesado.
Señor Néstor Morales, usted y su equipo de trabajo también están invitados.
[*] Anderson Arley Orobio Valencia.
Abogado. Licenciado en Ciencias Sociales. Políglota. Estudiante becario de la Especialización en Estudios Afrocolombianos y Afrocaribeños de Clacso. Fue Becario del programa de Becas Martin Luther King de la Embajada de los Estados Unidos, y del Programa Weltwarts de Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania.
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[1] Adichie, C. (2009). El peligro de una sola historia. En conferencia disponible en: http://sinsistema.net/blog/el-peligro-de-una-sola-historia-chimamandaadichie/ (Consultado:24/11 /2023).
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