Cincuenta años de dignidad, resistencia y esperanza
Por: Oscar David Montero De La Rosa[i]
Suri Dahiana Montero Chate[ii]
No son solo 50 años los que recién cumple el Consejo Regional Indígena del Cauca-CRIC, su historia es mucho más antigua, como lo es la resistencia de los pueblos indígenas a lo largo y ancho de Abya Yala. Pero hoy quiero hablar de los 50 soles y lunas de esa larga memoria oral que nos han contado los abuelos y abuelas de generación en generación.
Más que desaciertos, el CRIC ha tenido la valentía y la grandeza de día y noche escribir la otra historia de Colombia, de arriesgarse a pensarse el país de todos y todas, un país digno para una Colombia segada en la violencia en las últimas décadas, a lo cual han denominado conflicto armado interno. Los primeros caminantes del CRIC traían en su memoria el legado de la Cacica Gaitana, de Juan Tama y de Quintín Lame; traían a cuestas en sus jigras los rastros y rostros de la Colombia olvidada, de la Colombia profunda enclavada en las montañas de los andes y que años después mostro los de las selvas, los desiertos, llanos y montañas.
Es en un 24 de febrero de 1971 en el norte del Cauca, después de mingas y caminos trochados desde todos los rincones del Cauca y de otras regiones del país, al calor de la tulpa y de la palabra armonizada por el chirrincho y el guarapo se crea el CRIC, con el objetivo de luchar por la tierra, cultura y autonomía. Nace con la fuerza de la gente, con la fuerza espiritual arraigada en los que cultivan y labran la tierra, en los que tejen y hablan idiomas distintos, en los que con bastones y chontas decidieron sin dar un paso atrás, recuperar y liberar la madre tierra, esa tierra saqueada por terratenientes que como ayer y hoy siguen siendo despojadas por gobiernos y multinacionales que la ven como un “negocio” y no como una Madre, nuestra Madre Tierra.
El CRIC ha sido la primera organización indígena en el país y en el Abya Yala, después de haber estado en el seno de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos- ANUC, que abrió camino como dirían los The’Wala para fortalecer y consolidar el movimiento indígena, un movimiento diverso, profundo y complejo, pero que en medio de la lucha y la resistencia tiende a la unidad, más allá de las diferencias “políticas e ideológicas” en contra de los que causan la Mala Muerte.
Como buenos visionarios el CRIC en cabeza de Trino Morales y más compañeros y compañeras en marcha sueñan la ONIC, la Organización Nacional Indígena de Colombia; ya unidos política y organizativamente todos los Pueblos, se empieza a consolidar el “Gran Movimiento Indígena de Colombia”, hoy un ejemplo de organización, respeto y paz para las presentes y futuras generaciones en el país, un ejemplo de Dignidad, Lucha y Resistencia para el mundo, un legado de un sin número de procesos traducidos en leyes y políticas para el Buen Vivir de los pueblos, para el Vivir Bien de la humanidad.
Son 50 años de fuerza, de logros, pero también de mucho dolor; en ese caminar y minguiar por la defensa de la Vida y el Territorio han arrebato la esperanza de muchos que han ofrendado la vida, pero como lo dice claramente el himno de la guardia indígena otros miles nacerán y como siempre con la dignidad en alto y los bastones de mando al frente se ha sabido avanzar. El CRIC ha hecho las movilizaciones más multitudinarias e históricas en Colombia, en el andar ha movilizado además de los Pueblos Indígenas, a hermanos campesinos, afros y urbanos; ha sido el que en tiempos difíciles ha enfrentado con la palabra y los mismos cuerpos el establecimiento ideológico y militar de todos los gobiernos que han pasado en este país, como lo hizo claramente con la Minga Social y Comunitaria que camino del Cauca hacia Bogotá en el 2008.
Todo ha sido un aprendizaje y han sido tiempo de cambios, tiempos de seguir tejiendo y revitalizando lo propio, es tiempo de volver al origen y de juntarnos desde todos nuestros espacios para seguir hilando y caminando la paz, esa con la Madre Tierra, con sus guardianes y sus contradictores. Hoy el CRIC, nace de nuevo, como esa semilla que germina fuertemente para seguir renovando la lucha, nace para seguir siendo la fuente de inspiración de libertad de los Pueblos.
El CRIC no son sus consejeros solamente, es toda esa gente indígena y no indígena que cree en un país en paz para todos los colombianos y colombianas, es territorio, cultura, autonomía, unidad, semilla e interculturalidad como lo es Suri Montero Chate, heredera de esa fuerza del sur, del norte, de su familia extensa Nasa y Kankuama; y de sus procesos organizativos del que sigue aprendiendo, tejiendo y caminando, Suri es CRIC, es OIK, es ONIC.
Y en palabras de ella, “Soy la madre de los cantos, de los pájaros y las aves” que seguirán buscando dignidad y libertad…Soy esperanza de Vida, de armonía y equilibro para un legado de 50 años más…aquí se respira lucha, una lucha colectiva que se aviva mucho más y que vuela y seguirá volando como el cóndor y el águila desde la Sierra Nevada hasta el Nevado del Huila y el Volcán Nevado Puracé caminando la Unidad.
[i] Líder Indígena del Pueblo Kankuamo
[ii] Niña Indígena Nasa y Kankuama