Arqueología de los feminismos negros en Colombia

Por: Rudy Amanda Hurtado-Garcés

Después de 15 años de la publicación del artículo “las mujeres y la defensa del lugar en las luchas del movimiento negro colombiano”, escrito por Libia Grueso y Leyla Andrea Arroyo, mujeres negras, militantes del Proceso de Comunidades Negras (PCN), – un sector importante del movimiento negro en Colombia- los debates sobre los feminismos negros en Colombia han tomado fuerza.

Me parece crucial y pertinente excavar en estos debates, principalmente, en tiempos donde cada vez más, aumentan las interpelaciones frente a las reiteradas prácticas machistas y misóginas, ejercidas por algunos hombres negros al interior del movimiento negro en Colombia. Las interpelaciones quieren salir de “casa adentro” hacía fuera porque las demandas, postulados y programas políticos desde los marcos interpretativos de las mujeres negras, al igual que los abusos, maltratos, intimidaciones e incluso violaciones no han sido escuchadas y muchos menos tramitadas al interior de los espacios organizativos. Cada día aumentan exponencialmente estos disensos por falta de gestión al interior del movimiento.

La publicación de Libia Grueso y Leyla Andrea Arroyo, es un hito importante en la genealogía de los feminismos negros en Colombia, ya que introduce uno de los primeros debates académicos y políticos entorno al rol y al lugar del movimiento social de las mujeres negras del Pacífico sur colombiano en el movimiento negro, en tiempos de profundización del conflicto armado interno en estos territorios. Estas primeras reflexiones colectivas estaban encaminadas en crear un espacio de organización como mujeres para hacerse visibles en la esfera pública, acceder a los espacios públicos de la organización, tomar decisiones y luchar contra la desigualdad de género “casa adentro”, es decir, en sus comunidades y en el movimiento negro ellas se disputaron un lugar que las representase como mujeres y militantes del pueblo negro.

De acuerdo a sus postulados y principios, no concebían el “separatismo” como una opción. Para ellas, en este momento, las relaciones de poder y dominación entre hombres y mujeres eran interpretadas como desigualdades de género presentes en las comunidades y en los espacios organizativos. Sus posturas ideológicas y políticas argumentaban que sólo un proyecto conjunto es posible, “el control del territorio es el punto central de la lucha”.

Desde estas miradas, el territorio es considerado el lugar donde se produce y reproduce el proyecto de vida de la comunidad a través de una distribución cultural del espacio, en esta medida, las autoras en el artículo y para ese momento señalan que a las mujeres se les asigna el rol productivo doméstico y el cuidado para asegurar la pertenencia del lugar.  Quienes hemos vivido en territorios colectivos del Pacífico, regresamos a visitar a la abuela, a la mamá, a la tía, porque son ellas quienes se convierten en el referente de pertenencia al territorio, donde ellas están, allí llegamos. De esta manera, este rol es fundamental y debe leerse políticamente y no desde el lente de lo blanco, que por ejemplo reduce la cocina a un lugar de subordinación silenciando el lugar organizativo y político que tiene. También hoy se hace necesario entender y resaltar otros roles y lugares que tenemos las mujeres negras en los territorios.

Trascurridos ya alrededor de 15 años, aparece un cambio generacional, de mujeres negras mayoritariamente urbanas, universitarias y descendientes de territorios colectivos y ancestrales que interpelan sustancialmente los postulados pioneros alrededor de la distribución cultural del espacio asignado a las mujeres, nace el “incesto” para perturbar e incomodar las prohibiciones. Cuando las mujeres negras empiezan a revolucionar su lugar culturalmente asignado, a los hombres negros se les desacomoda su lugar de “privilegio” sobre nuestras vidas y es allí donde se exacerban las violencias(s) para controlar, dominar y someter. En este sentido el espacio emancipatorio común se convierte también en un lugar de violencia(s) para las mujeres negras que no cumplen las reglas y requisitos de la distribución cultural del espacio, proceso que está insertado en los marcos de la violencia colonial moderna.

Advertimos que las organizaciones mixtas no representan espacios seguros para las mujeres negras. Nos violenta el hombre blanco, las mujeres blancas y en los lugares que nos juntamos para construir con nuestros hermanos negros también somos violentadas, maltratadas y abusadas. Violencias que además se convierten en chistes en bares de ciudades como Bogotá, en donde uno escucha como se justifica la violación a mujeres que tomaron licor, el maltrato como regulación, en donde se habla de las mujeres negras lesbianas como si fueran el enemigo común, entre muchas cosas más.

Ahora el “separatismo” toma fuerza y empiezan a proliferar en la esfera pública organizaciones de mujeres negras para salvar nuestras vidas y la vida de las renacientes. 

Los hombres negros al interior del movimiento deberán transformar de forma consciente sus postulados y prácticas machistas y el elogio a la misoginia si esperamos que el separatismo no se convierta en una estrategia de defensa de las mujeres negras que no solo debemos luchar por nuestros territorios, sino además por nuestras vidas y nuestra dignidad frente a hombres que refuerzan sus violencias sobre nosotras como su único espacio para desplegar el poder enseñado por el hombre blanco. Los hombres negros deberán asumir las agendas, posturas, políticas y prácticas de los feminismos negros.

Sobre el autor

Rudy Amanda Hurtado Garcés. Antropóloga de la Universidad del Cauca (2013) y Magister en Sociología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, Ecuador (2016). Líneas de investigación, antropología histórica, marxismos negros, teoría crítica de raza y etnicidad, sociología histórica, movimientos sociales y acción colectiva, republicanismo negro y teoría anticolonial. Amplia experiencia en trabajo de campo e investigaciones en comunidades afrocolombianas. Asesorías en procesos de consulta previa y fortalecimiento organizativo a consejos comunitarios y organizaciones de base en comunidades afrocolombianas. Autora del libro: Disputas y tensiones sobre ciudadanía y multiculturalismo en Colombia: el proceso de comunidades negras (1990-2014). Flacso Ecuador, Quito, 2016.
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