Entre la feria electoral y la inexistencia de propuestas

21 de septiembre de 2021

Por: John Jairo Blandón Mena

El panorama electoral para congreso y presidencia en Colombia parece que no va a distar del de 2018. Exceso de aspirantes y carencia de propuestas serias para la nación que enriquezcan el debate electoral. En ese entonces, hubo 2.957 aspirantes a obtener una curul, cifra que de acuerdo a las proyecciones menos ambiciosas va a ser superada ampliamente en las próximas contiendas del 13 de marzo, entre otras cosas, por el creciente fraccionamiento de los partidos y porque estarán en disputa 16 curules más.

Eso mismo acontece en el camino para elegir presidente de la república. Hasta el momento, más de 60 personas han manifestado su voluntad de competir para ocupar el solio de Bolívar a partir del 2022. El Centro Democrático, el Partido Conservador, el grupo de los exalcaldes, la unión de los partidos cristianos, el Pacto Histórico, la Coalición de la Esperanza, el Partido Liberal, el Nuevo Liberalismo y un puñado de oportunistas independientes, ya tienen definido el procedimiento para seleccionar su candidato único o la estrategia para hacer alianzas en primera o en segunda vuelta.

Abundan candidatos a suceder a Duque (por cierto, muy pocas candidatas), pero escasean las propuestas para la nación. En uno de los momentos más críticos de Colombia en toda su vida republicana, quienes aspiren a gobernarla deberían tener concebido un plan serio para devolverles la dignidad y la esperanza a las mayorías. Sin embargo, no es así. Los que han dado pinceladas de sus ideas para el país, lo hacen desde lugares comunes, sin incluir en sus discursos los principales problemas nacionales, que también son los globales: el deterioro al medio ambiente, la deforestación en la amazonia, el problema migratorio, la desesperanza de los jóvenes en su propio futuro y la creciente ola de violencia rural y urbana.

Ahora, todos están concentrados en la estrategia. Se declaran independientes rechazando el aval de sus partidos, quienes toda la vida han militado en ellos y han ocupado por años cargos públicos en su representación. Se presentan como de centro o de izquierda algunos de los más retardatarios personajes. Y, hacen alianzas politiqueras y electoreras quienes en común solo tienen sus deseos de poder a costa de su propia dignidad y de la suerte de todo el país.

Están equivocados quienes interpretan como apertura democrática el elevado número de candidatos. No hay apertura, mientras la política en Colombia siga siendo disputada por los mismos cada cuatro años. Mientras los partidos se rebautizan y cambian de molde para poder seguir sosteniendo con otra cara, pero con el mismo contenido la dirección del Estado. Y mucho menos hay democracia, donde no hay debate de ideas ni propuestas; y donde los partidos políticos se convirtieron en grupúsculos desde donde se fragua el desangre del Estado.  No se puede dejar de mencionar, la imposibilidad de concretar apertura democrática en vigencia de estructuras clasistas, racistas y patriarcales al interior de los partidos y movimientos políticos que no permiten que emerjan otras candidaturas con posibilidad real.

Escuché la semana pasada en el programa radial de Caracol “Hora 20” un debate entre los candidatos del Centro Democrático a la Presidencia: Rafael Nieto, Paloma Valencia, Edward Rodríguez y Alirio Barrera; hablaron de una Colombia que sólo existe en sus cabezas y que difiere de las cifras oficiales y no oficiales. Sus ideas son más una apología a la obra de Álvaro Uribe que propuestas para responder a  los desafíos que enfrenta el país hoy. Luego de escuchar la desconexión de ese debate con la realidad nacional, pienso que en Colombia se hace necesario que a nivel constitucional se establezcan criterios más estrictos para aspirar a la presidencia. En ese camino solamente deberían postularse nuestros mejores hombres. Creo que ese cambio en la Constitución nos hubiera librado de tantos presidentes ineptos de los últimos tiempos, incluyendo el actual.